El delfín más conocido en Galicia ha regresado a nuestras costas tras pasar una breve temporada en el norte de Portugal, en puertos como el de Leixoes, Vilanova de Gaia o Povoa do Barzim. Gaspar, el delfín solitario, ha decidido dejarse ver en Baiona, donde permanece desde el lunes, después de haber estado el fin de semana en A Guarda.

Esta es la tercera vez que este arroaz de 400 kilos de peso y más de tres metros de longitud nada en las aguas de la bahía baionesa. Al igual que en aquellas ocasiones, Gaspar no pierde ojo de las embarcaciones deportivas del club de yates o del puerto deportivo.

En cuanto un motor se enciende, el animal va en su busca y no se despega del barco hasta que el ruido cesa. Ayer parecía tenerle especial cariño a una motora roja. “Desde que llegó no se despega de ella”, asegura uno de los usuarios de Ronáutica.

Tanto vecinos como turistas se amontonaron durante todo el día en los pantalanes para tomar numerosas instantáneas, mientras los más pequeños lo llamaban e intentaban acariciar como si de una mascota más se tratase: “Ven Gaspar, ven”.

“Este delfín pudo ser adiestrado con fines militares como pudiera ser proteger una dársena”, comenta el presidente del Grupo de Rescate y Estudio de los Mamíferos Marinos de Galicia, Antonio Rodríguez. “Eso explicaría gran parte de la curiosidad por los motores, hélices y timones de las embarcaciones e, incluso, su aislamiento de las manadas”, apunta.

Según este experto, el estudio de su comportamiento es complicado, ya que puede llegar a alcanzar velocidades superiores a 60 nudos y de momento no se permite utilizar ningún localizador. El delfín solitario, procedente de Bretaña, fue avistado por primera vez en las costas gallegas el pasado mes de diciembre en la Ría de Vigo. Aunque su verdadero nombre es Jean Floc, el 5 enero en Ribeira fue bautizado como Gaspar.

Desde entonces, no ha parado de visitar puertos gallegos y los expertos dicen que continuará su viaje hacia el norte, pero con él nada es seguro.