La asociación El Defensor del Paciente inició tras el fallecimiento de Jesús Gil A., soltero, una reclamación de responsabilidad patrimonial al Servicio Aragonés de Salud (SALUD) que ha finalizado con una indemnización, ha informado el abogado Ricardo Agóiz, de los Servicios Jurídicos de dicha asociación.

Los hechos se remontan al domingo 14 de enero de 2007, cuando el joven comenzó a tener vómitos, diarreas, dolor abdominal y sudoración abundante, además de que no podía respirar estando tumbando.

El médico de urgencias le diagnosticó un cólico biliar aunque no quedó conforme con la situación del paciente, ya que estaba demasiado sudoroso, con tensión alta y taquicardias, y llamó a una UVI móvil, que se presentó a los diez minutos, según Agóiz.

Realizaron al paciente un electrocardiograma y confirmaron el diagnóstico del cólico biliar, recetando analgésicos, pero sin embargo no le trasladaron al hospital como en opinión del letrado hubiera sido preceptivo.

La familia insistió en que lo trasladaran al hospital, debido a que su estado era lamentable, pero los sanitarios de la UVI móvil lo denegaron, ha insistido Agóiz.

Al día siguiente, lunes 15, el médico de cabecera acudió al domicilio del paciente, que continuaba con gran sudoración y dolor abdominal, y confirmó que era un cólico biliar.

Más tarde, el padre del joven fue a la consulta del médico para decirle que éste no podía orinar y el facultativo le contestó que bebiera más agua, sin hacerle más pruebas y confirmando el diagnóstico inicial.

Ese mismo día por la tarde, el paciente empezó a dejar de notar las piernas y sus familiares llamaron a una ambulancia, que lo trasladó al Hospital Miguel Servet donde llegó con vómito de sangre y parada y falleció.

Según el letrado, los médicos del centro sanitario no se explicaban cómo podía llegar un paciente en tan mal estado, manifestando que porqué no lo habían llevado antes.

La autopsia determinó que la causa de la muerte fue peritonitis por perforación de estómago.

A juicio de El Defensor del Paciente, fue una pérdida inútil de una persona joven que con un diagnóstico acertado se hubiera evitado, pero "desafortunadamente y como es costumbre habitual" no se escuchó ni a la familia ni al paciente.