Presume de orígenes.“Eu son da terra, Terra patria, Galicia”, comenta a través del teléfono. Rogelio Bodelo (Ordes, 1983) lo demuestra. Para hoy, tiene previsto dar una rueda de prensa en su municipio de nacimiento, a pesar de residir en A Coruña, llevar meses peregrinando a Madrid y viajando por el extranjero para trabajar como modelo.

Sin embargo, en la final del International Best Model of the World, el traje regional que lució fue de torero. “Hubiera preferido desfilar de gaitero antes que de torero pero soy un mandadiño. Es la imagen que tienen de España”, explica el joven.

Su historia como top se inició hace un año cuando el agente coruñés Fran Pernas se fijó en él y le propuso acudir a Míster España. Llegó a la final, no ganó pero volvió para casa con una agenda completa de trabajo además de un convite al certamen de Mejor Modelo del Mundo, donde triunfó este fin de semana pese a la competencia de los latinoamericanos. “Yo estaba un poco intimidado por ellos porque llevaban preparándose seis meses. Yo iba sólo con mi representante. Ellos, con el suyo, un estilista, un maquillador, el preparador físico y un nutricionista”, recuerda.

Para este licenciado en Administración de Empresas, la suerte no basta: “La palabra éxito sólo está por encima de trabajo en el diccionario”. Ahora, se prepara para introducirse en las telenovelas suramericanas, realizar campañas para firmas de moda y joyería en Sri Lanka, Japón, Turquía y Miami.

Vivir su pasión de gavilanes no le ha atado a la sala de máquinas: “Me gusta hacer deporte pero intento huir del gimnasio. Es aburrido levantar pesas. Prefiero correr por la playa o el paseo marítimo”. Su peso es un secreto, “no lo sé, de verdad. Además, no tiene sentido estar flaco sino estás bien”, asegura un joven loco por el chocolate y el marisco.