Rodríguez, que es un "clásico de este género, ha ofrecido hoy una rueda de prensa en la Semana Negra de Gijón, donde participa en el ciclo de conferencias "Egoístas, egocéntricos y exhibicionistas: la autobiografía en el cómic, una aproximación".

En su opinión, todo autor de cómics es "egocéntrico", requisito necesario para "convivir con una hoja plana y convertirla en ilusiones tridimensionales, para luchar contra el vacío".

A juicio del artista, especializado en biografías, el creador de las novelas dibujadas se enfrenta continuamente a una lucha interna motivada por la necesidad de vivir de la profesión y expresarse lo más "honestamente posible".

Es su responsabilidad, ha comentado, encontrar el "vehículo" que haga las historias accesibles al público, si bien encontrar canales de distribución ha sido siempre un problema para los cómics, primero relegados a tiendas "psicodélicas" y después a negocios especializados.

La última obra de Spain Rodríguez se centra en la vida de El Che y busca, según ha comentado el autor, presentar una "nueva visión" del histórico guerrillero.

A través de las viñetas y los dibujos, el artista estadounidense ha buscado hacer la historia de "uno de los personajes más grandes del siglo XX y más sorprendentes "accesible a todo el mundo.

Usando como punto de partida los Diarios de El Che y después de un largo proceso de documentación "mucho más profundo" de lo requerido, Rodríguez quiso representar la historia "lo más fiel a la realidad" posible, plagada de aventuras, pero enmarcada en un contexto histórico y económico.

El neoyorquino, que se declara amigo y admirador de Art Speigelman, trabaja por encargo pero también desarrolla sus propios proyectos y en la actualidad escribe la historia de una marino que luchó en las guerras de principio de siglo.

Sus obras no han sido publicadas en España y los únicos trabajos editados en el país son los recogidos en la revista El Víbora, abanderada del cómic 'underground'.

La polémica autora de cómics Phoebe Gloeckner, cuyos libros han sido secuestrados en Inglaterra y Francia y ha sufrido procesos judiciales por incluir en ellos imágenes sexuales implícitas entre adultos y niños, también ha participado hoy en la Semana Negra.

La historietista ha asegurado que en sus trabajos no pretende dar lecciones morales, sino entender situaciones "a priori" incomprensibles, como el motivo que mueve a un hombre a una violación.

A su juicio, las obras que tratan de "cambiar el mundo" son "ridículas", porque presentan un "arte dogmático" y por eso la escritora prefiere no aportar juicios morales ante los hechos relatados.

Además, considera que quienes critican sus historias diseccionan texto y dibujo, algo que "jamás" se debe hacer en un cómic.

Phoebe Gloeckner, que ha publicado "Vida de una niña", mantiene que la esencia de su obra no es el sexo, sino la forma en la que los personajes viven los sucesos y la "fragilidad" que los envuelve.

No obstante, la artista afirma no entender por qué la gente se escandaliza con los diseños cuando las relaciones sexuales entre adolescentes y adultos existen y es normal "experimentar".

Los relatos narrados en las historias de Gloeckner son en gran parte autobiográficos, según han explicado los organizadores de la Semana Negra, que han destacado su "sensibilidad".