El papa Benedicto XVI solicitó ayer a todas las religiones que se unan contra el terrorismo y que resuelvan los conflictos de manera pacífica, en un discurso ante los líderes islámicos y judíos de Australia.

"En un mundo amenazado por formas indiscriminadas y siniestras de violencia, la voz unida de la gente religiosa emplaza a los países y comunidades a resolver los conflictos a través de medios pacíficos y con respeto pleno a la dignidad humana", señaló el Santo Padre.

El Sumo Pontífice también dijo que la Iglesia Católica está abierta para aprender de otras religiones, un comentario que se da en el contexto de los intentos del Vaticano por mejorar sus relaciones con el mundo islámico.

"La Iglesia busca con avidez oportunidades para escuchar la experiencia espiritual de otras religiones", dijo Benedicto XVI, quien se encuentra en Sídney con motivo de las celebraciones del Día Mundial de la Juventud de la Iglesia Católica, iniciado el pasado 15 de julio y que culminará mañana.

Este discurso fue totalmente opuesto al ofrecido en 2006 en Regensburg, Alemania, y que tensó las relaciones entre católicos y musulmanes. En aquel momento, los mahometanos consideraron que el Sumo Pontífice había insinuado en sus palabras que el Islam era violento e irracional. Los musulmanes de todo el mundo protestaron y el Papa quiso reparar el daño cuando visitó la Mezquita Azul de Turquía y rezó en dirección a La Meca junto a su imán.

Después de las consecuencias del discurso de Regensburg, 138 eruditos y líderes musulmanes escribieron al Papa así como otros líderes cristianos, expresando que "la supervivencia del mundo en sí" podría depender del diálogo entre ambos credos. En marzo, el Vaticano y líderes musulmanes acordaron establecer una instancia de diálogo permanente, "el Foro Católico Musulmán", para mejorar las relaciones.