María Martínez Otero lleva desde los 23 años en el mundo del interiorismo. Ha realizado trabajos muy diversos respecto a la decoración de interiores: hostelería, comercio, hogar... pero en todos ellos parte desde la misma base. Después de su declaración asegura que lo ensencial es trabajar en equipo.

Le gusta trabajar con sus compañeros desde el primer momento y es algo que queda patente en sus obras. “El arquitecto, el interiorista y el resto de los gremios deben trabajar juntos desde el principio. El decorador de interiores debe ser partícipe desde el inicio y no con la obra ya empezada”, asegura. Además del trabajo, para ella lo más importante es la obra. “El resultado final debe ser un proyecto que responda a las necesidades e intereses del cliente”, añadió.

Cuenta con un gran currículum a sus espaldas, aunque siempre insiste en que “nada es suficiente”. Suya es una máxima contraria al “menos es más”, por lo que siempre se vuelca en todos sus proyectos para poder alcanzar los máximos resultados y los objetivos deseados. Obras como la Universidad Europea de Madrid, diferentes Hoteles en Portugal y toda España, la sede del Real Club Celta de Vigo, el IFEVI, el recién inaugurado Public Garden Samil... dejan ver a una mujer entregada al trabajo, que lucha por obtener los mejores resultados y ofrecer obras de gran calidad.

El pasado jueves se inauguró en Vigo el local “Oro”, situado en la calle Compostela. Después de tener todo terminado llevaba más de un año y medio cerrado. Algo frustante para el equipo cuando afirman que se cumplen “todas las normativas y se cuenta con una financianción particular”.

La diseñadora de interiores, María Martínez Otero fue la encargada de la decoración de la empresa. El nombre, idea que surgió hace un año, identifica a toda la discoteca. “Lo que se quería era escapar de los blancos y negros que suelen ser los colores que se utilizan para los locales nocturnos”, explica.

En busca de la diferencia, el dorado era el que mejor se ajustaba a sus intereses y a sus ideas. Se intenta ofrecer al público el mundo del lujo y la opulencia, por lo que el trabajo de María Otero ha sido esencial. Para ello se jugó con elementos de gran calidad: espejos, cristal trabajado, lámparas hechas exclusivamente en Venecia, Damasco de seda en la barra, terciopelo, vitrinas que dan culto a los objetos deseados, coral y oro, entre otros materiales.

En esta cuidad hay muy pocos locales con estas características. Es una empresa con espíritu joven, que parte de un discurso cosmopolita. “La gente que está detrás viaja mucho y conoce la importancia de traer a Vigo un concepto internacional”, cuenta. Los locales son lo que diferencian a las ciudades y las culturas, por lo que la gente precisa de discotecas de este tipo. Las noches de Vigo se bañan así de glamour y elegancia.

El buen ambiente que se respira detrás se deja ver cuando el local abre las puertas al público. “Es el sitio ideal para todas aquellas personas que escapan de los tradicionales locales, que buscan una decoración más minimalista y sofisticada, y que sobre todo tienen ganas de disfrutar de un buen ambiente”, expone.