Todos los expertos en el tema coinciden: los tatuajes son una adicción. Una afición que ha pasado de ser "una cosa que se relacionaba con la drogadicción y la marginalidad a convertirse en algo de lo más normal", señalan desde la tienda especializada Caramba.

Esto no es lo único que ha cambiado. "Antes la gente pedía lo que veía en la tele, lo que llevaban los famosos, pero ya no". Ahora la mayoría de los tatuajes se piden al margen de modelos. "Si veo alguna imagen que me gusta me la tatúo, si no la tiene nadie, o cuanto más distinta sea a lo que llevan los demás, mejor", explica Pedro, de 33 años, mientras espera en la tienda para añadir uno más a su cuerpo.

Los jóvenes son mayoría en la clientela del negocio. Pero crecen las excepciones. "Un anciano vino a tatuarse la cara de su mujer que había muerto, poco después falleció él", recuerdan en Tribal Tatoo. "Se puede decir que la edad de las personas que se tatúan va de los 13 a los 90 años". Más de lo mismo con los piercings. "Hace poco agujereamos las orejas a una niña de semana y poco", explican en Tribal Tatoo, mientras que en Tatuajes Costa Oeste, Xacobe cuenta que "he llegado a perforar un genital a un hombre de 54 años".

Pero también hay cosas que no cambian. "Hay que evitar la exposición al sol durante al menos una semana después de tatuarse, la gente no hace caso y luego vienen con problemas como que la piel ha perdido su color", recalca Juan Manuel, tatuador de Blackbull.

LOS MÁS "IN"

La fiebre de los símbolos maoríes

Los tatuajes de inspiración maorí son la última tendencia, la novedad más demandada en las tiendas viguesas. Sin embargo, desde estas se insiste en que en realidad, "no es tanto una cuestión de moda como algo personal", ya que "consideramos que el tatuaje pasa a ser una parte más de la persona y varía de una a otra".

LOS "OUT"

Las letras chinas ya no están de moda

Hace años las letras chinas estaban entre los motivos más solicitados. Hoy pocos se acuerdan de ellas. Lo mismo pasa con las calaveras, el sol o las flores. Aún así, estas últimas conservan algunos adeptos, "viene alguna que otra mamá pidiéndolas". Y en ocasiones "acompañada de su hija que también se viene a tatuar".

LOS CLÁSICOS

Las estrellas se han pedido siempre

"Se llevan pidiendo desde hace muchos años", afirman en Tatuajes Costa Oeste. Y todas las tiendas consultadas las citan cuando se les pregunta por las primeras opciones de los clientes. Otros motivos que no pasan de moda son las fechas y las iniciales o nombres de personas, que continúan estando a la orden del día.

El láser, una solución para los arrepentidos que sale cara

Iago, de 18 años, acudió a la tienda Caramba para hacerse su primer tatuaje. "Me voy a tatuar la inicial de mi novia, y lo siguiente será su nombre completo en la pierna". No tiene miedo, ni dudas. ¿Y si se arrepiente en el futuro? "Yo sé que no vamos a acabar mal, y si lo dejamos será un recuerdo de ella; yo lo veo así", explica. Pero la experiencias de los tatuadores dice que el índice de arrepentimiento es más que elevado. Por eso la solución del borrado con láser está a la orden del día. "Pero cuesta un pastón, y te deja una cicatriz bastante desagradable", cuentan en Tribal Tatoo.

Los profesionales de Caramba explican además que se hace en varias sesiones. "El proceso puede llevar varios meses en función del tamaño del tatuaje", dicen. Por eso creen que la mejor opción es hacerse uno nuevo que cubra el anterior. Juan Manuel, de Blackbull, está de acuerdo, pero añade que "hay que pensárselo bien, y dejarse aconsejar por el tatuador; a veces piden cosas de las que se arrepienten en cuestión de meses", puntualiza.

Una "adicción" que afecta cada vez más a los menores

"¿Autorizaciones falsas? Todos los días". La unanimidad es total en este aspecto. Los jóvenes que acuden a estos establecimientos lo son cada vez más. Si en el caso de los piercings los clientes de menor edad no pasan de 12 años, esta crece ligeramente en los tatuajes. De cualquier manera, "entre los 14 y los 16 es muy frecuente que vengan por aquí, pero sin la autorización no se hace en ningún caso". Todos los profesionales insisten en que se toman muchas precauciones. "Siempre se telefonea a los padres, y ante la mínima duda, no se hace". En Costa Oeste van más allá. "No aceptamos clientes menores de 18 años; al fin y al cabo, si les pides autorización prefieren buscarse otro sitio donde se lo hagan sin ella y a pesar de ser menores".

Pero los protagonistas muestran otros puntos de vista. "No he tenido problemas para que mis padres me dejasen", explica Franco mientras se tatúa en Blackbull. A su lado, Marcos añade que tampoco sus amigos han tenido dificultades: "Siempre se les acaba convenciendo".