En una entrevista con motivo del anuncio oficial del descubrimiento que presidirá el miércoles el rector, Carlos Berzosa, en uno de los cursos de verano de El Escorial (Madrid), la conservadora ha explicado los pasos que confirmaron una intuición que ella tuvo hace un año cuando pensó que ese retrato "de larga pincelada" y "soltura de trazo", podía ser un Sorolla.

Fue el pasado otoño, durante los preparativos de la exposición que organizó el área de Cultura de la Fundación General de la UCM en el Botánico de la Complutense, para dar a conocer sus fondos artísticos -compuestos por alrededor de un centenar de piezas procedentes de donaciones, de alguna adquisición y de actividades realizadas en los últimos 20 años-, que aún son poco conocidos por el gran público.

Durante la revisión de las obras que iban a exponerse y cuando la conservadora observaba muy de cerca, tras su restauración y limpieza, los detalles de este lienzo de Spinoza (de 83x60 centímetros, valorado en 200.000 euros) "la memoria visual me trajo a la cabeza otra imagen del filósofo", recordó Irigoyen.

"Y esa imagen era el original de un desconocido autor holandés del XVIII, que se ha repetido mucho -explicó-, y que también Sorolla debió copiar".

Para corroborar esa sensación derivada de sus muchos años de oficio como conservadora de museos, Irigoyen pidió al secretario de la Fundación Simarro, Javier Campos, que averiguara si el médico Simarro, de quien procede el legado que incluía este lienzo, pudo interesarse por el pensador holandés.

Psicólogo y hombre polifacético, Luis Simarro era un completo humanista -hijo del pintor Ramón Simarro y ahijado de Luis de Madrazo- que acogió, trató y cuidó en su casa a Juan Ramón Jiménez cuando el poeta enviudó y quedó solo y deprimido.

"\u00A1Cual fue mi asombro! -dijo Irigoyen a EFE- cuando, apenas una hora después, Campos me confirma que, en efecto, en el libro 'Un andaluz de fuego', de Francisco Giner de los Ríos, hay un comentario de Juan Ramón sobre el retrato.

"Cuando el doctor Simarro me leía, con su entusiasmo afanoso, fragmentos de la 'Ética' (aquellas noches ricas, junto al fuego que rojeaba tantos libros de todas clases, y el retrato de Spinoza que Simarro le había pedido a Sorolla que le pintara) -escribe el poeta textualmente-, yo veía brotar, surgir en la penumbra las palabras (...) formando ideas como orbes de sentido, de conciencia, de belleza y verdad".

El estudio comparativo y análisis químico de los pigmentos fue la siguiente prueba concluyente, además de la visita al Museo Sorolla, cuyo director, Florencio Santa-Ana, ratificó la adjudicación.

La conservadora recuerda que haciendo ella misma los inventarios de la Fundación General de la UCM, no detectó en su momento la autoría del valenciano, pues recalca que "son las tareas de revisión y cotejo posteriores, cuando hay tiempo para detenerse ante los pequeños detalles, las que permiten este tipo de descubrimientos".

En los últimos años se han hecho otras atribuciones de autores desconocidos -confiesa-, se han autentificado acuarelas sin firma del mismo Sorolla, dibujos o bocetos preparatorios de algunas de las obras pertenecientes a la institución.

Y es que "en la Universidad Complutense se hace a diario una labor silenciosa y discreta", subraya Irigoyen, que cree llegado el momento de que "la sociedad conozca el rico y variado patrimonio que tiene la Universidad Complutense".

La conservadora se refiere no sólo a los fondos artísticos de que dispone la Fundación General, sino a todo el valioso patrimonio atesorado desde la época de Cisneros. "De ese modo -asegura- se podrán entender mejor sus necesidades de conservación y protección".

La sede del actual Museo del Traje, que la Complutense recuperará como propietaria en el año 2013, será un lugar idóneo para esas tareas -opina-, lejos de las críticas que ha recibido el desaloje y traslado del museo que, "a la vista de lo próximas que quedaban sus fechas límite de cesión, quizás no debió instalarse en ese edificio", afirmó.