Benedicto XVI viaja en un "Boeing 777", de la compañía Alitalia, que despegó del aeropuerto romano de Fiumicino a las 10.30 hora local (08.30 GMT) y que tiene previsto llegar a Sídney mañana a las 15.00 hora local (07.00 GMT), tras hacer una escala en la ciudad australiana de Darwin para repostar.

Este es el noveno viaje internacional del Pontífice y el más largo hasta ahora realizado, ya que la distancia aérea entre Roma y Sídney es de 16.418 kilómetros, que el vuelo completará en 21 horas.

Benedicto XVI fue despedido, entre otros, por el decano del Colegio Cardenalicio, el cardenal Angelo Sodano, así como por el subsecretario de la Presidencia del Consejo de Ministro, Gianni Letta, en nombre del Gobierno italiano.

El Papa viaja acompañado por una delegación formada por el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Tarciso Bertone, y varios purpurados, así como por su médico personal, Renato Buzzonetti; el portavoz vaticano, Federico Lombardi, miembros de la seguridad del Vaticano y otras cuarenta personas entre periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión.

Nada más llegar a Sídney, Benedicto XVI se trasladará a una residencia del Opus Dei llamada "Centro Kenthurst", a unos 40 kilómetros de la ciudad, donde descansará hasta el jueves, día 17, cuando comenzará oficialmente la visita. Esos días los dedicará a pasear, rezar y tocar el piano.

A partir del jueves se reunirá con las autoridades locales, surcará la bahía de Sídney para su primer encuentro con los jóvenes, se reunirá con representantes de otras religiones, mantendrán un encuentro ecuménico y almorzará con un grupo reducido de muchachos en representación de los cinco continentes.

Los momentos más importante de esta XXIII Jornada tendrán lugar el viernes 18, cuando siga desde la catedral de Sídney el Vía Crucis preparado por miles de jóvenes; el sábado 19, cuando se reúna en una vigilia con los miles de muchachos, y el domingo 20, cuando oficie la misa solemne con la que concluirá el encuentro.

Benedicto XVI regresará a Roma en la noche del 21 de julio.

A esa XXIII Jornada Mundial de la Juventud asistirán, según los organizadores, unas 250.000 personas, de las que la mitad son jóvenes de 77 países.

De Estados Unidos se esperan unos 25.000, de Italia diez mil y de España unos 1.500.