El pasado 27 de junio daba comienzo en la Praza de Compostela la XXXIV edición de la Feria del Libro de Vigo cuyo cierre se realizará hoy a las diez de la noche. "Ésta es la mayor novedad que ha tenido el evento este año ya que normalmente se hacía en julio", señala Sandra Senra, librera de la Editorial Kalandraka. Tanto vendedores como compradores, coinciden en señalar que cada edición es igual a la anterior, tanto en el número de casetas como en las librerías y editoriales que componen la feria. "Deberían hacer más actividades paralelas a las de los niños para promocionar la lectura", propone Eva Castro. Además, añade que el ayuntamiento podría editar libros gratuitos emulando al "book crossing", es decir, prestar libros a los asistentes de la feria y, una vez que los hayan leído, deben dejarlos en un sitio para que otro haga lo propio.

Carlos Vázquez, por su parte, señala que hace un par de años había más variedad, casetas especializadas en cómic o arquitectura "que ahora ya no encuentras". Este comprador atribuye dicha ausencia a que este tipo de literatura se vende menos y no es rentable para los libreros, que tienen que pagar un precio bastante alto por su caseta. Así lo corrobora, José Ángel, del stand Lector Libro, cuyo negocio se encuentra en Bilbao y que reclama un "abaratamiento" de esta tarifa. A pesar de su proposición, asegura que está contento con la ventas de este año aunque señala que "ha venido poca gente".

Aunque la mayoría de los libreros afirman que este año han visto reducidas sus ganancias, achacando la escasa afluencia de gente al tiempo que, según Atilano Morandeira de A Serpe Edicións, ha sido "demasiado bueno y la gente prefiere ir a la playa". Otros, como José López, de A y N Ediciones, culpan a la "crisis económica" de las exiguas ventas registradas este año.

Aunque éstos son los factores que provocaron el escaso negocio, Jose Ángel lo tiene claro: "si a la persona le gustan los libros, nada influye para comprarlos".