Acompañado sólo por un piano y una guitarra, Páez presentó su "Rodolfo" en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela, un espectáculo de atmósfera muy íntima y relajada, alimentada por el buen humor del artista y por un juego de luces que lo hizo único centro de atención en el escenario.

El divo de Rosario, su pueblo natal en Argentina, repasó grandes éxitos de su carrera como "Gloria" y "El amor después del amor", e interpretó otros "disparates", como él mismo calificó el tema "El fantasma del enano caníbal", en el que estuvo acompañado por el músico argentino Coqui Bernardi en la guitarra eléctrica.

"\u00A1Gracias a vos loco!", respondió Páez a uno de los tantos fanáticos que, emocionado, coreó sus canciones y le agradeció más de una vez su entrega en el piano y en la interpretación de "Gloria", "Dar es Dar", y la roquera "Ciudad de pobres corazones".

Trajeado de impecable negro, camisa blanca y corbata a tono, el argentino de 45 años ofreció cerca de 90 minutos de inspirada interpretación, aderezada con comentarios sobre la importancia de los niños, lo molesto de las luces sobre el escenario, y hasta con una breve batalla contra unos insectos impertinentes.

"Se me metieron en la nariz y, mirá que tienen para buscar!", bromeó el intérprete de "Mariposa Tecnicolor", que pidió a su público aprovechar la ocasión para que gritaran y "descargaran".

El clímax de la noche llegó cuando el argentino cantó a capella "Yo vengo a ofrecer mi corazón", ante un público que enmudeció y dejó ciego al artista con los flashes de sus cámaras.

"Otra vez, \u00A1gracias Caracas, gracias!", manifestó Páez, quien desde "hace 22 años" se presenta en la capital venezolana en la que, "siempre me sentí muy querido (...) y escuchado también", según expresó el artista ayer en rueda de prensa.

Páez ofrecerá un segundo y último concierto mañana, domingo, nuevamente en el Aula Magna, con un aforo de hasta 3.000 espectadores, y con unos detalles acústicos que la sitúan como una de las mejoras salas del continente.