Al igual que ayer durante la apertura del Año Paulino en la basílica de San Pablo Extramuros, Bartolomé I tuvo una presencia destacada en la ceremonia de hoy, muestra del deseo de Benedicto XVI de ver unidos a todos los cristianos.

Durante la homilía, el líder religioso católico ofreció la palabra al Patriarca de la Iglesia Ortodoxa de Constantinopla, que en su nombre y el de sus fieles saludó a Benedicto XVI y a los católicos "con profundísimo y devoto amor".

El Papa dedicó después su homilía a explicar la misión de la Iglesia en el mundo.

"Esta es la misión permanente de Pedro: hacer que la Iglesia no se identifique con una sola nación, con una sola cultura o con un solo Estado. Que la Iglesia sea siempre para todos; que reúna a la Humanidad más allá de las fronteras y que, en medio de las divisiones de este mundo, haga presente la paz de Dios y la fuerza de la reconciliación de su amor", dijo el Papa durante la homilía.

El Pontífice destacó, además, que "hoy en el mundo existen nuevos modos de unidad", pero explicó que en medio de esa "unidad externa, basada sobre las cosas materiales, tenemos también la necesidad de una unidad interior, que proviene de la paz de Dios".

Después el Papa impuso el palio, una faja blanca con cruces negras que pende de los hombros sobre el pecho, a cuarenta arzobispos nombrados durante el último año.

"El palio recuerda al pastor que lleva a la espalda a la oveja descarriada y la lleva al redil porque por sí sola no encuentra el camino para regresar", dijo el papa Ratzinger.

Añadió que "los padres de la Iglesia han visto en esa imagen de la oveja la Humanidad entera, que se ha perdido y no encuentra el camino a casa".

"De esa forma, el Palio se convierte en el símbolo de nuestro amor por el pastor Cristo y el nuestro amar junto a él se convierte en símbolo del llamamiento a amar a los hombres como lo hizo Él", aseguró.