En una entrevista concedida a Efe, Adler ha dicho que "es difícil ver la línea que separa Hollywood y la mafia, porque el cine de las grandes productoras ha enseñado a la mafia a comportarse públicamente, a moverse y a vestirse, y en correspondencia la mafia ha mostrado a Hollywood cómo llevar sus negocios".

"Los gángsters empezaron a hablar como personajes de 'El Padrino' y de hecho el término 'padrino' que inventó el escritor Mario Puzo para designar al jefe de una familia criminal en la novela en la que se inspira el filme, era una palabra que la propia mafia no había utilizado nunca", subraya el autor.

Aunque el mundo de Hollywood eran casi en su totalidad de origen judío y los mafiosos de ascendencia italiana, tenían un punto en común, advierte Adler: "Todos son emigrantes en EEUU, desde Louis B.

Mayer y Meyer Lansky, de origen ruso; el cómico Danny Kaye y el gángster Bugsy Siegel, creador de Las Vegas, que habían crecido en la misma calle; o los abuelos de Frank Sinatra, que vivían en la misma calle que Lucky Luciano, todos de origen siciliano".

"Hollywood y la mafia" (Ediciones Robinbook) refleja la evolución que se ha producido en la relación entre cine norteamericano y el mundo del hampa.

"El Padrino" presenta una "imagen romántica" de lo que es la mafia, viene a ser "Lo que el viento se llevó" de las películas sobre la mafia, ironiza Adler.

La serie televisiva de "Los Soprano" refleja la actual decadencia: "Lejos de aquella mafia de los años veinte que quería controlar Hollywood, nos encontramos frente a pequeños ladronzuelos, mafiosos de clase media, cuyos hijos son contables, banqueros o abogados".

En su opinión, "Los Soprano" es quizá la producción que mejor refleja el mundo mafioso y no ve descabellado que los guionistas tuvieran contactos con el clan mafioso dominante de Nueva Jersey, "porque lo que explica es excesivamente riguroso, muy bueno, algo similar a lo que ya ocurriera con "Scarface" (1932), de Howard Hawks, que contaba con mafiosos como asesores en el mismo plató.

El gobierno norteamericano nunca se inmiscuyó en los asuntos de la mafia en el cine, pues de hecho "no reconoció la misma existencia de la mafia hasta 1957".

Los problemas y amenazas que han tenido algunas estrellas del cine con agentes mafiosos, como el actor Steven Seagal, "han tenido que ver casi de manera exclusiva con deudas contraídas en el juego".

Las posiciones entre las estrellas eran dispares, desde un Frank Sinatra que "prefería ser un 'Don' de la mafia que presidente de los Estados Unidos, y que se paseaba por el país, según Jerry Lewis, con bolsas de dinero de la mafia", hasta un James Cagney que luchó para que la mafia no pudiera dominar el Sindicato de Actores".

Tanto Cagney como su esposa recibieron amenazas, al igual que le pasó a Cecil B. DeMille, intimidado por sicarios mafiosos mientras estaba hospitalizado.

En la actualidad, resulta muy difícil para la mafia controlar a los sindicatos del cine, porque los propios sindicatos están cada vez más controlados por el gobierno.

Quizá la mayor incidencia de los mafiosos se produce en el transporte: "Hollywood siempre ofrecía acuerdos muy buenos a los transportistas y por eso el coste de las películas era tan alto y también por esa razón cada vez se hacen más filmes fuera de Hollywood".