Bob Dylan es muy suyo. Su fuerte no es tener en cuenta al resto del mundo, ni tan siquiera a sus fans. Ayer, lo demostró en el Instituto Ferial de Vigo en un concierto -ante más de 7.000 seguidores y curiosos, según datos del concello vigués- que comenzó puntualísimo a las 21.30 horas, a pesar de que en la explanada del Ifevi cientos y cientos de personas hacían cola para acceder al recinto. Se perdieron las primeras canciones de un concierto al estilo blues, con bises que el cantante norteamericano ni aprovechó para saludar a los presentes.

Fue esta una actuación iniciada con una voz en off en inglés, que saludaba al personal y anunciaba la llegada del artista al escenario. "Damas y caballeros, permítanme presentarles al poeta laureado del rock and roll", dijo la voz en off, mientras el público gritaba de emoción. Esa voz continuó relatando: "la voz de la promesa de la contracultura de los sesenta. El chico que forzó al folk a meterse en la cama del rock. Que se atavió de maquillaje en los setenta y desapareció en el humo del abuso de sustancias. Que emergió para descubrir a Jesús. Damas y caballeros, el artista de Columbia Records, Bob Dylan". Acto seguido salió la banda de cinco músicos y Dylan (todos de negro); él, con su sombrero de cowboy. Al igual que en Zaragoza, el primer tema elegido para la obertura fue "I´ll be your baby tonight", en el que tocó los teclados y la armónica, cuyo culmen fue recibido con cálidos aplausos de un auditorio

aún medio lleno.

Sin complicidad

La segunda entrega fue "Lay, lady, lay". A diferencia de años atrás en Andorra, donde plantó al público tras 45 minutos de directo, en Vigo Dylan se lució ayer durante 2 horas. Al público no le importó que su ídolo ofreciera sus canciones sin pausa y sin ningún tipo de guiño hacia ellos: la mayor parte del concierto la pasó de lado, con sus manos en el teclado y la armónica en su boca.

No sabemos si probó el orujo gallego, pero al principio su voz sonaba aguardentosa, para ir mejorando entre tema y tema, recorriendo su discografía, disfradando algunos clásicos como "Highway 61", "Stuck in mobile" y "Things have changed" -con esta última ganó un Oscar a finales de los 90-.

Además de sus "viejas" glorias, Dylan presentó también su nuevo disco, "Modern times", con melodías como las de "Rolling and tumbling". Tras unos 30 temas -arropados por 80.000 vatios de sonido y unos 400.000 vatios de luz-, Bob Dylan partió como llegó, en negro y dejando un espacio de melancolía entre un público que esperó hasta el final un saludo escueto de buenas noches y una rápida presentación de su banda.

Hasta en los bises, donde dio su saludo, mostró siempre su perfil, con contadas ocasiones moviéndose del lugar elegido, mientras en las filas de atrás se entregaban a la "cháchara" y a los paseos más que seguir el concierto, hasta que sonó "Like a Rolling Stone", un clásico de su repertorio que raras veces accede a interpretar, incluso en los anteriores conciertos que había ofrecido en Galicia.