En cuanto a quién tendría que hacerse cargo del coste de este servicio, el 93,5 por ciento es de la opinión de que debería estar cubierto por la Seguridad Social.

Así se desprende de una encuesta realizada por Secuvita, un banco privado de células madre, en la que han participado 1.200 personas de toda España, 740 mujeres y 460 hombres, y que hoy fue presentada en una conferencia de prensa.

Pese a que la inmensa mayoría de los interpelados desearía guardar la sangre de sus hijos, como fuente para la obtención de células madre, en España tan sólo 70.000 personas han elegido esta opción desde 2004.

Las células madre de SCU son útiles para el tratamiento de la leucemia y otras enfermedades hematológicas, para patologías cancerígenas y del sistema inmune, y en el campo de la medicina regenerativa, donde las antólogas (propias) son la mejor opción.

Existen numerosos ensayos clínicos en desarrollo sobre su utilización en la recuperación del tejido cardíaco, en el sistema nervioso, en el infarto cerebral o en la diabetes tipo 1, ha precisado Jaime Pérez de Oteyza, médico especialista en Hematología y Hemoterapia del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.

El doctor Santiago Luengo, director de Secuvita, ha pormenorizado que España se encuentra en una "isla" legislativa, porque es el único país del mundo en el que se exige que la SCU que se almacene en territorio nacional quede a disposición del sistema público, mientras que en otros lugares continúa siendo en todo momento propiedad del bebé.

Actualmente hay 40.000 muestras en bancos privados -el 96 por ciento de ellas en el extranjero para evitar esta obligación- y unas 30.000 corresponden al Sistema Nacional de Salud.

El sondeo ha puesto de manifiesto que el 80 por ciento de los españoles sabe que es posible almacenar la SCU aunque el 90 por ciento manifiesta que no ha sido informado por ningún profesional.

De hecho, más de la mitad de los encuestados está mal informado acerca de la normativa sobre la propiedad de este recurso y sostiene que la sangre debería pertenecer siempre al niño o a sus tutores legales, y sólo el 22,2 por ciento sabe que debe estar a disposición de cualquiera que la necesite.

Los mayores de cincuenta años son los más informados, ya que el 81,4 por ciento está al tanto de las posibilidades de la SCU frente al 61,2 por ciento de los jóvenes entre dieciocho y veinticinco.

Al 72 por ciento de los encuestados no se les escapa que los Príncipes de Asturias han almacenado las SCU de sus dos hijas, llevándose parte al extranjero.

Ante la opción de que sea unas de las prestaciones que oferten las compañías de seguros privadas, casi el 78 por ciento opina que sí debería estar incluida y sólo el 22 se muestra contrario.

La encuesta revela que en el momento de asumir un precio por este servicio, las mujeres parecen darle más valor que los hombres ya que la mayoría de ellas, un 42,6 por ciento, estaría dispuesta a pagar 100 euros al año, mientras que un 45,7 por ciento de ellos no pagaría más de cincuenta euros anuales.

Los vascos -con un 84,9 por ciento- son los más informados a la hora de almacenar las células madre, pero también son los más desinformados en cuanto a los bancos de almacenamiento que existen.

Así, nueve de cada diez vascos no sabe de ninguna empresa que oferte este servicio frente a la Comunidad de Madrid, donde el 19 por ciento conoce al menos una.

Los gallegos son los más convencidos de toda España de la pertinencia de conservar las células madre de los bebés, dado que un 98,4 por ciento manifiesta que las guardaría.

A la hora de asumir un coste, los madrileños son los que más están dispuestos a pagar: el 43,8 por ciento invertiría hasta cien euros al año y el 21 por ciento llegaría a pagar más de 150 euros.

En el extremo contrario se encuentran los ciudadanos del País Vasco, porque un 53,4 por ciento no estaría dispuesto a pagar más de cincuenta euros anuales y sólo un 27,4 pagaría hasta cien.