El director de la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (ONUDD), Lasr Pedersen, dijo que "es un problema fundamentalmente de jóvenes" y alertó que "se está consolidando una cultura de la droga".

El 80 por ciento de los casos de abusos en el consumo de drogas se da en jóvenes que, también en un 80 por ciento, consumen "yamma".

Más allá de las cifras, a los entendidos les preocupan los cambios de hábitos y el perfil de los consumidores.

Pedersen señaló que la drogadicción, al principio, se cebaba en los "chicos de la calle" que "consumían lo que encontraban", en la actualidad, en cambio, "los jóvenes salen a la calle para drogarse, porque se está consolidando una cultura de la droga".

La mejora económica del país y la aparición de una clase media que empieza a generar una demanda de ocio es una de las razones que explican este fenómeno; otras, es la inconsciencia del peligro que acarrea el consumo de drogas.

Así, una encuesta de 2003 revelaba que el 50 por ciento de los encuestados creía que los estupefacientes no son peligrosos y un 20 por ciento contestó había tabletas de yamma que no eran tan peligrosas, que dependía de su color.

El problema de percepción de la amenaza no es sólo de los jóvenes, el propio Gobierno carece de un sistema sanitario para tratar los casos de drogadicción.

La Policía militar ha sido la primera en reaccionar y ha puesto en marcha una docena de centros de tratamiento donde la receta por superar la adicción consiste en esfuerzo físico.

Por ahora, esta es la única solución que tienen los familiares para tratar el abuso en el consumo de drogas de sus hijos.

El número de ingresos en estos campamentos aumentó un 57 por ciento en 2007, respecto el año anterior, según datos oficiales, lo que ofrece una idea de la dimensión del problema.

Pedersen indicó que la situación se puede complicar más porque empieza a detectarse una "notable" producción de metanfetamina en cristal, "más potente y adictiva que la yamma".

Las contiendas por la independencia y después por gobernar Camboya habían mantenido al país aislado durante varias décadas, pero el restablecimiento de la democracia y de un sistema parlamentario, en 1993, permitieron la entrada de lo que la vecina Vietnam denunciaba como "diablos sociales".

La yamma penetró procedente de Myanmar (Birmania) desde Tailandia o por Laos siguiendo el curso del río Mekong.

En los últimos años, el tráfico de drogas ha evolucionado hasta convertir el país en un centro de producción, favorecido por la corrupción, la mejora de las comunicaciones y la debilidad del sistema judicial.

En abril de 2007, la policía descubrió un laboratorio en Kampong Speu, a unos 100 kilómetros al oeste de la capital, dedicado a la producción a gran escala de metanfetamina.

Siete personas, la mayoría de nacionalidad china y tailandesa, fueron condenadas en enero a 150 años de cárcel, pero salió absuelto un teniente general de la policía que fue acusado tráfico por la Autoridad Nacional de la Lucha contra la Droga.

El mismo caso salpicó un cargo próximo al presidente honorario del gobernante Partido Popular Camboyano, pero falleció el verano pasado mientras ocupaba un calabozo del Ministerio del Interior.

Según la versión oficial, se trató de un suicidio, al caer de un segundo piso.

Las autoridades camboyanas admiten que la corrupción y la debilidad del sistema judicial están en la base del problema.

Una situación difícil de combatir, según los expertos, teniendo en cuenta que el sueldo mensual de un policía, unos 15 dólares (9,7 euros), no contribuye a evitar que los agentes caigan en la tentación de sacar tajada de tan lucrativo negocio.