En un momento en que la conciencia por el medio ambiente se ha extendido a prácticamente todos los campos de la sociedad, el competitivo mercado de la producción de accesorios incluye en sus nuevas colecciones bolsos realizados con materiales orgánicos que pretenden llegar a todos los bolsillos.

Jonathan Marcoschamer, de origen mexicano, hijo de la diseñadora Helen, y socio de la empresa Ecoist, explicó hoy a Efe que para producir sus bolsos, que son de materiales reciclados en un 95 por ciento, "usamos la basura como materia prima, ya que tomamos las envolturas de dulces que las empresas desechan por algún defecto de imprenta".

El objetivo de esta empresa, radicada en Miami (Florida), es elaborar bolsos 100 por cien reciclados y "no demasiado caros, porque no tratamos de competir con diseñadores que los venden a 3.000 dólares", subrayó.

Los bolsos de Ecoist tienen un precio que oscila entre los 50 y los 250 dólares, y "están teniendo mucho éxito, porque la gente demanda productos con una alternativa ecológica", señaló el empresario.

Los complementos de esta marca se comercializan en 300 tiendas de Estados Unidos, Japón y Reino Unido, además de a través de su página web, y, según afirmó Marcoschamer, "el año que viene tenemos planes de expansión en Chile, Brasil, Colombia y México".

Jonathan Marcoschamer acudió a Nueva York para recoger el premio al mejor "Bolso Ecológico" en la segunda edición de los "Independent Handbag Designer Awards", donde, en representación de su madre, expresó su deseo de que "con este tipo de premios crezca la conciencia de la gente".

El premio otorgará a la empresa un contrato de colaboración con una marca de vodka orgánico estadounidense para realizar un bolso con los materiales reciclados de una valla publicitaria que está situada en Times Square, en pleno corazón de Manhattan.

En el caso de la diseñadora colombiana Nazly Villamizar, también radicada en Miami y que estaba nominada a la misma categoría, se trata de la primera vez que realiza un bolso de estas características.

"Mi colección original es de bolsos de cuero, pero hace seis meses Jonathan, que es amigo y compañero de trabajo, me llamó para que diseñara un bolso ecológico para Ecoist, y salí nominada, lo que es una gran emoción, porque además hemos tenido una acogida impresionante", comentó.

El bolso fue realizado con fibra de palma, un material que decidió utilizar tras visitar a una tribu indígena colombiana que lo usaba para confeccionar sus útiles, ya que todos los productos de esta diseñadora se realizan en su país natal.

Además, Villamizar dirige una fundación en Bogotá a través de la cual dona el 30 por ciento de los beneficios de sus bolsos, que se venden entre 180 y 240 dólares, para combatir la pobreza, y, a su juicio, "cuando la gente sabe que con la venta intentamos ayudar a comunidades indígenas de Latinoamérica acoge mejor el producto".

Para la diseñadora, "las grandes marcas son geniales, pero nuestros bolsos transmiten una energía diferente y te dan algo más de lo que te puede dar una marca de las más caras".

Sus bolsos se venden en Latinoamérica, Estados Unidos, Francia, Italia, Israel y en una pequeña boutique en Madrid, llamada Circus.

Villamizar celebró el premio de Ecoist como un "homenaje para nuestros artesanos", y aseguró sentirse "orgullosa de poder transmitir un poquito de lo que somos y de nuestra cultura a través de nuestras creaciones".

La fundadora y directora de los premios, Emily Blumenthal, destacó el peso creciente de la industria de bolsos en Estados Unidos, y dijo que las solicitudes, procedentes de ocho países, se habían multiplicado de 300 a más de 600 con respecto al año pasado.