Ágatha de Santos / VIGO

Cincuenta modelos, vestidos con traje de lino gris marengo, camisa en tonos morados, corbata en las mismas tonalidades y zapatos negros, una de las propuestas de la colección primavera-verano del diseñador lalinense Florentino, tomaron la calle viguesa de Príncipe desde su Círculo Mercantil hasta la nueva tienda del creador, en el número ocho, sorprendiendo a los transeúntes, algunos de los cuales incluso llegaron a preguntar a los propios maniquíes qué estaban haciendo. Impresionaba ver a medio centenar de hombres, vestidos todos con idéntico traje, desfilar en fila por esa improvisada y callejera pasarela con la que Florentino inauguró de forma oficial su nuevo punto de venta.

Los "hombres de Florentino" ofrecieron dos pases desde el autobús estacionado en la esquina con Velázquez Moreno. Portando una bolsa de la firma, los cincuenta modelos, muchos de los cuales desfilan para el creador en Pontus Veteris, recorrieron, sobre una alfombra azul de 250 metros, el espacio que les separaba de la nueva tienda. Ya delante del escaparate posaron para las fotografías de familia, ocupando toda la fachada del establecimiento.

No se trató de un desfile en sí, tal y como matizaron ayer fuentes de la firma Florentino, sino de "un acto de imagen" que pretendía sorprender al público. Y lo consiguió. Rubén Fernández, uno de los modelos del desfile, confesaba que los transeúntes se mostraban sorprendidos de verles caminar uno tras otro sobre la inmensa alfombra azul y que incluso les preguntaban a qué se debía tremendo desfile.

La nueva tienda de Florentino en Vigo tiene 200 metros cuadrados repartidos en dos plantas y en ella ha arrancado la iniciativa "Espacios e moda-espacios de arte", una experiencia piloto consistente en actos culturales de diversa índole -desde conciertos a teatro- los fines de semana, y que la firma va a ampliar al resto de sus tiendas el próximo año.

Con esta propuesta cultural, que se celebrará en junio, Florentino diseña una forma distinta de llegar al público y muestra la imagen de un hombre que se preocupa por su imagen pero que también tiene sensibilidad para cultivar su mundo interior. Dentro de esta propuesta y tras el desfile se enmarca el concierto de violonchelo y violín a cargo de Inara y Eduards Vecbasticks y Tatiana Cuzerenco.