Amí América me fascina como continente por su riqueza de contrastes. Al poco de vivir allí empecé a darme cuenta de que nada tenía que ver con la imagen esterotipada con la que llegué a ella". Esas palabras de Guillermo Fesser, periodista y miembro del dúo Gomaespuma, podrían sintetizar la experiencia americana que cuenta en un libro publicado en Aguilar, "A cien millas de Manhattan".

Presentado por el periodista de FARO Rafa López, el también escritor, guionista y director de cine nutrió su charla de la narración de algunas de las experiencias que cuenta en el libro, a tenor de las preguntas que le iba haciendo quien le hizo el introito.En su estilo humorístico, sagaz y a veces socarrón, Fesser contó que "la historia de este libro surgió porque me fui al pueblo de mi mujer y resulta que ella no es de Tomelloso, como cualquier persona normal, sino de uno a cien millas de Manhattan. Fuimos con la intención de que nuestros hijos conocieran sus orígenes pero, más que nada, a apartarme de la vorágine para escribir el guión de mi película, `Cándida´. Como empecé a sorprenderme con la vida cotidiana fui tomando notas sin saber que se iban a convertir en libro. Antes de que lograse darme cuenta, me vi envuelto en una maraña de historias fascinantes".

Lo que le sorprendió a Fesser es conocer la América rural. "Allí te das cuenta de que Nueva York no es más que un punto en medio de la inmensidad americana y lo que se vive en Nueva York no es lo que viven la mayoría de los ciudadanos de Estados Unidos. La sociedad americana es una mezcla de vida rural, diversificación y continuo movimiento, y en eso es más divertida que la europea. Y es que el rural americano no es equiparable al europeo. Allí te puede aparecer un señor que parece que viene de cortar leña por su camisa y resulta que es quien inventó el código de barras o un ingeniero de primer nivel en un pueblo que, por ejemplo, construye piezas para la Boeing. Y es que los americanos, quizás porque son una sociedad de aluvión migratorio, se mezclan y entremezclan sin corsés en sus relaciones sociales independientemente de su profesión u orígenes".

Fue por un año y acabaron viviendo dos, tiempo en el que se impregnó del ambiente que allí se respira. "Conocí a un profesor de español -dijo- que estaba haciendo un master de chamanismo en la Universidad. Le seguí hasta Texas para saber porqué se había hecho chamán y en ese camino descubrí la inmensidad de la naturaleza americana.Allí, en Texas, tenía un gran rancho en el que había sustituído las vacas por los pobladores originales de esa zona, los bisontes y, en sólo dos o tres años se había recuperado y multiplicado la riqueza animal y ecológica. Quizás porque era con ellos con los que recuperaba el ciclo vital de sus orígenes".

Le pregunmtaron sobre la sanidad americana y ahí reconoció que "es un desastre en Estados Unidos, una de sus peores lacras. Hay que decir que la sociedad americana es muy reacia a que utilicen su dinero en cuestiones que aquí llamaríamos de interés público porque tiene una mentalidad diferente. Pero, sea como sea, hay una clase media que no es pobre pero carece de Seguridad Social y dinero para pagarla sino contrata seguros privados, que son muy caros. Y es una franja de unos 40 millones de personas. El dinero del Gobierno federal va sustancialmente a los mayores y los que viven bajo el umbral de la pobreza, pero Bush, con el recorte de impuestos, también les ha afectado a ellos".

Otro caso que contó fue el de un profesor de español que había sido expedientado en varias ocasiones por decir coosas en clases que aquí parecerían anodinas, como mostrar una portada de Paloma San Basilio ligera de ropa para explicar la palabra `desnudo´. "Hay una América muy conservadora -dijo- que se ofende por nada y hay que hilar muy fino para que no te conviertan en lo que no eres para nada".