El cine más interesante quizás se esté haciendo en televisión, y me refiero a esas teleseries extranjeras bien realizadas que tiran tanto de la audiencia" dijo ayer en el club FARO el cineasta Manuel GutiérrezAragón. Presentado por el director gerente de la TVG, Suso Iglesias, su charla tomó el título de su última película: "Todos estamos invitados".

Sobre la crisis del cine afirmó el director que se ve mucho más que antes pero en otros formatos y en la casa "y no es lo mismo para quienes crecimos a su sombra, con la sala de cine como espacio común y preludio de la tertulia entre amigos. Pero yo no creo que haya una crisis de cine sino del modo de ver cine, un cambio de espacio o de soporte. Aún así, creo que el glamour todavía está en las salas aunque desaparecen progresivamente de las ciudades. ¿Cómo pensar que ocurriera otra cosa con la voracidad especulativa que hay y los codiciados lugares en que estaban? En la Gran Vía de Madrid, por ejemplo, apenas quedan cines y si hay alguno es porque está protegido por razones arquitectónicas".

En cuanto a la utilización del concepto "cine español", dijo que estaba cada vez más en desuso porque hoy todo está entrecruzado: el capital podía ser de un lado, el director o los actores de otro, el rodaje en un tercer país..."Si acaso -afirmó- hablamos de cine europeo o de cine americano, para diferenciar dos visiones éticas y estéticas diferentes".

El miedo

Sobre la razón de esta película, dijo que la hizo más como ciudadano que como cineasta porque hay situaciones que no admiten ambigüedad o neutralidad. "Ya se han hecho bastantes películas sobre el conflicto vasco -dijo- y mi impulso no fue hacer una película sobre ETA o la situación política sino sobre el miedo y la gente que mira para otro lado, -no importa si pocos o muchos- mientras otros son amenazados y perseguidos o asesinados".

Lo que dijo el director, que alguna vez anterior ha tachado de fascistas ciertas actitudes que allí se sufren y las situaciones que allí se viven, es que no quiso hacer una cinta de denuncia a ETA ("que ya se da por supuesto") sino a ese entorno que crea el terrorismo, el miedo, el silencio... "Quise dejar testimonio de esta pesadilla de nuestro tiempo. Y de lo que quise hablar es de esos efectos sobre la vida cotidiana que no salen en los periódicos. Toda esa corrupción de la vida doméstica y laboral, mil pequeños detalles que serían propios del franquismo o de la época nazi".

Ficción, no documental

Según GutiérrezAragón, "Todos estamos invitados" es ante todo una película, una ficción. Es más, utiliza sucesos ocurridos en fechas distintas... Hay según dijo una síntesis entre hechos diversos y situaciones diversas que no puede permitirse el cine documental y que facilitan una mejor transmisión al espectador de las sensaciones que se pretenden. Por eso no se precisa en qué fechas concretas ocurre la película. Ocurrió ayer, hoy... está pasando ahora mismo. "En el cine -aseveró- las cosas ocurren mientras se contemplan, como en la música en directo. Yo insisto en que no es un documental. Claro que, en el caso de mi película, muchos de los diálogos y de las escenas son reproducción de diálogos y escenas que ocurrieron en realidad. Así, lo de la carta amenazante con la copia de la llave de la casa en que vive Xavier (José Coronado) o el diálogo de Xavier y Francesca (Vanessa Incontrada) cuando ella dice: `He oído un disparo´; y él contesta: `Sí, un disparo... a mí´. Esos son diálogos que se produjeron en la realidad. Pero no por eso son diálogos documentales. De todas maneras, eso que dice es verdad: la película es más descriptiva de unos hechos que una construcción dramática al uso. En eso creo que se diferencia también de alguna de mis películas".