En algunos casos, sus terrenos colindantes con el mar de Andaman ahora están ocupados por complejos turísticos, y la contaminación del agua ha reducido drásticamente la captura de pescado.

Antes del tsunami, acaecido hace cuatro años, eran capaces de pescar un centenar de piezas de bogavantes o centollos, hoy la cantidad se ha reducido a diez, narra a un grupo de periodistas españoles un gitano del mar (etnia Moken) en la provincia de Phang Nga.

En la localidad de Tungla Ong, afectada por el tsunami, viven medio centenar de familias Moken en casas levantadas gracias a la ayuda de Cáritas, entre ellas la sección española de la organización, y de la orden religiosa de Los Camilos.

En el lugar, relata Arun Kla Tha Lae, un pescador padre de dos niños, disponen de servicios sanitarios y educativos de los que antes carecían, y las oportunidades para sus hijos son mayores.

Sin embargo, ya no pueden vivir exclusivamente del mar, entre otras razones porque el precio de la gasolina hace que no sea rentable llevar su pescado al mercado local -a ocho kilómetros de distancia-, lo que les conduce a emplearse en plantaciones de árboles de caucho cercanas y en el sector de la construcción.

El hecho de tener que trasladarse a terrenos alejados del mar ha propiciado que busquen sus medios de vida en la ciudad, relata a Efe uno de los padres camilos, cuya orden religiosa fue de las primeras que prestaron apoyo a estas personas tras el tsunami junto a voluntarios de Cáritas y otras organizaciones internacionales.

Hoy día, sus casas -algunas tradicionales palafitos de madera enclavados en el agua del mar, en los que han mantenido la costumbre de cocinar al aire libre- son de mejor calidad que sus anteriores propiedades.

Por contra, la ayuda recibida para paliar las consecuencias del tsunami ha tenido como consecuencia un cambio profundo en su modo de vida, a pesar de sus intentos por mantener viva su cultura.

En los colegios transmiten a sus hijos sus rituales y creencias, y una vez al año organizan una reunión con todos los Morken tailandeses, una etnia que al parecer llegó a este país hace 4.000 años desde la region china de Gansi Giang.

Su relación con los tailandeses tambiés se ha estrechado al tener que vivir más cerca de ellos y, aunque al principio les veían como "diferentes", no existe en la actualidad ningún problema con sus vecinos, afirma Arun Kla Tha Lae.

Hace unas décadas, los gitanos del mar se dedicaban al trueque de pescado por productos como el arroz con los tailandeses, con quienes comparten el idioma aunque en un dialecto mucho más cerrado.

Arun Kla Tha Lae, uno de los denominados "líderes" de su comunidad, puede considerarse afortunado porque además de pescar en su bote trabaja para el ayuntamieto de su ciudad, lo que le depara una pequeña "fortuna": 4.900 bats mensuales (10 euros).

Además de los gitanos del mar, el apoyo de Cáritas Española a los afectados por el tsunami en Phang Nga y otras provincias del país se mantiene cuatro años después del desastre natural.

Su ayuda se centra en los más marginados y necesitados -enfermos de sida u otras patologías, prostitutas, niños ...-, a los cuales brindan apoyo psicosocial, atención sanitaria y educativa, y la creación de grupos de ahorro comunitarios, entre otras cosas.