Ágatha de Santos / VIGO

Él es su crítico más exigente. Una obra no sale a la luz si a Luis Torras (Vigo, 1912) no le convence porque las destruye y no tiene pudor en confesarlo. Por eso no resulta petulante oírle decir que "firmaría siete veces" todas y cada una de las 54 obras que componen la antológica, producida por el Concello y Caixa Galicia, que alberga la Casa das Artes hasta el 1 de junio. De éstas, 38 forman parte de la colección del artista y la mayoría no han sido expuestas antes. Otras pertenecen a coleccionistas privados y a instituciones públicas como el museo Quiñones de León de Vigo. "Algunos son viejos amigos a los que no veo desde hace al menos veinte años", comenta el artista refiriéndose a algunos de sus cuadros.

A sus 95 años, Torras continúa siendo fiel a sus pinceles. Se levanta a las siete y media de la mañana y trabaja en su estudio, solo, hasta que la luz natural se lo permite. Por ello no es de extrañar que la antológica incluya obras de tan reciente creación como "Tendal na Guarda", del pasado año.

La selección de la obra perteneciente al pintor la realizaron entre éste y la comisaria de la muestra, Ana Pereira Molares, para quien el artista vigués ha sabido mantenerse fiel a su estilo, ajeno a las modas artísticas, a lo largo de más de sesenta años de trayectoria, presentada en esta antológica en cuatro grandes bloques: retratos, paisajes, bodegones y escenas taurinas, las temáticas más recurrentes en la obra del artista. Torras es, según Pereira, un pintor intimista, solitario, que huye de la grandilocuencia que rodea el mundo del arte, y recuerda que es el último artista vivo de una generación de creadores que, aunque con muy distintas ideologías y tendencias, "cambiaron la forma de concebir el arte gallego" rompiendo con unas pautas decimonónicas "demasiado folclóricas" para mostrar otra Galicia, más allá de lo meramente anecdótico.