Domingo Villar (Vigo, 1971) debutaba en la literatura hace casi dos años con "Ollos de auga", una novela policiaca con la que ganó el I Premio Sintagma Novel y que ayer sumó un nuevo galardón, el Frei Martín Sarmiento que conceden los estudiantes de 3º de ESO y Bachillerato de centros religiosos de Galicia. Esta primera aventura del inspector vigués Caldas ya va por su quinta edición en gallego y la sexta en castellano, pero además ha comenzado su aventura internacional con su traducción al inglés, alemán, italiano, búlgaro y ruso.

- ¿Qué significa un premio otorgado por los lectores?

- Es más gratificante que un premio que te dan antes de que el libro se haya publicado porque eso significa que ha gustado, y más gratificante aún es que la historia haya calado en chicos de 16 y 17 años porque es la edad en la que más he disfrutado leyendo y porque si algo no te gusta, lo dejas, algo que cuando eres adulto te piensas más.

- ¿Cuál es el secreto para que la novela haya conectado con el público joven?

- No lo sé. Yo escribí la novela que siempre quise leer.

- ¿Cómo son estos los personajes de Caldas y Estévez?

- Caldas es un inspector de policía vigués de costumbres, cliente habitual de las tabernas típicas de la ciudad, donde le gusta tomar tazas... Colabora además en un programa de radio que le ha dado más prestigio que sus méritos policiales, lo que le molesta bastante. Estévez es un tipo impulsivo, zaragozano, que lleva poco tiempo viviendo en Vigo y que no se adapta ni a sus cuestas ni a los cambios metereológicos, y que no entiende por qué el gallego da tantas vueltas para contestar algo.

- ¿Estévez le permite mostrar al gallego desde la distancia?

- Al tener un personaje que se hace preguntas sobre lo que ve me permite explicarle al lector cosas de Galicia que si lo hiciese el narrador parecerían un poco forzadas.

- ¿No tiene miedo de caer en los estereotipos?

- Siempre hay algo de verdad en ellos. Te das cuenta de que son más ciertos de lo que crees cuando alguien te lo dice.