-Dice que cuando se come lo normal se mantiene el peso, pero, ¿qué es lo normal?

-Antes se comían tres platos y postre y no se engordaba. Me acuerdo que en casa de mi abuela, que cocinaba muy bien, se comía sopa, primer plato, segundo plato y postre. Allí estamos todos y nadie estaba gordo. Eran productos bastante naturales a pesar de la escasez. Y se llevaba otra vida.

-Pero no se hacía deporte.

-Se andaba más y quizá estábamos sujetos a más tensiones. El caso es ése: tres platos y postre y nadie con sobrepeso.

-¿De dónde es la gente más longeva?

-Las leonesas y las andorranas. En Francia hay alguna de las poblaciones más longevas. Una francesa, Jeanne Calmet, llegó a más de 120 años. Comía bien y bebía bien. Se hizo un estudio para ver cómo en una zona de buena cocina no había muchos gordos. Se concluyó que el vino tinto tiene productos beneficiosos. Ahora se sabe cómo actúan a nivel molecular. También los productos naturales, sin por eso reivindicar el ecologismo, ayudan a vivir mejor.

-El estrés también lleva a comer más.

-Es de las consideraciones elementales para adelgazar. Muchas veces sólo con un tratamiento psicológico y tranquilizantes se soluciona la obesidad.

-Volviendo a la vida sana, ¿cómo la definiría?

-Es una vida normal. Hay gente que te dice que tenía un abuelo que estuvo toda la vida en casa sentado y se murió a los cien años. Y es verdad. De todos modos, la medicina ayuda a encarrilar las cosas. Ante un gran obeso, la recomendación es comer menos y hacer ejercicio. Pero hay montones de personas con sobrepeso que tras recorrer médicos y consultas no lo han perdido. Frente a la obesidad no hay vara mágica, no hay el equivalente a un antibiótico para una infección. Se han ensayado multitud de fármacos que actúan a nivel central y periférico pero todos tienen efectos secundarios.