Los peregrinos llegados de toda Andalucía y muchos puntos de España asistieron a la salida de la Virgen a las 12:04 horas, momento en el que la imagen aparecía en la puerta de su Santuario bajo una lluvia de pétalos de rosas y con un manto de color azul oscuro bordado en oro.

El día grande de la que se conoce como la Reina de Sierra Morena, y que el año que viene vivirá momentos especiales al cumplir el centenario de su coronación canónica, comenzó con la celebración a las 10:00 de la solemne misa.

La liturgia ha estado presidida por las cofradías de Andújar y Colomera y oficiada por el obispo de Jaén, Ramón del Hoyo, en la terraza de las cocheras del santuario y desde la que se divisaba la gran cantidad de romeros que cubrían las faldas del cerro.

Los "anderos" han estado toda la noche, algunos afirman que más de 24 horas, cogidos a las andas con el templete que entronará a la imagen en el momento solemne de la procesión.

Tras entonar una Salve, minutos antes de las 12:00, tuvo lugar el traslado de la Virgen desde su trono en el camarín hasta las andas entre una masa eufórica que se abalanzaba sobre ella, momento en el que las campanas comenzaron a redoblar y que no cesarían de tocar hasta que la imagen volviera al templo.

Delante de la imagen de la "Morenita", como se le llama popularmente, discurre la procesión, abierta por la Cruz Alzada del Santuario con ciriales y una bandera de Andújar y otra de Colomera.

Detrás, la cofradía de los Defensores del Santuario (frente al asedio que recibió durante la Guerra Civil) y un sinfín de cofradías por orden inverso de antigüedad.

Dos trinitarios, subidos en las andas custodiando la imagen, van tomando objetos para ser pasados por el manto, al igual que los niños que son elevados hasta las andas para ser bendecidos por la Virgen.

La imagen de la Virgen de la Cabeza, "pequeñita y morenita lo mismo que una aceituna" como dice su himno, es venerada desde que en agosto de 1227 un pastor de Colomera (Granada) comenzase a oír el sonido incesante de una campana y a ver unas extrañas luces en lo alto de un cerro, el "Cabezo", donde, en la concavidad de dos peñas, encontró una imagen.

Cuenta la tradición oral que esta imagen es la que traía consigo al venir a España San Eufrasio, discípulo del apóstol Santiago y Primer Obispo de Andújar, y que en el siglo VII cuando Andújar fue ocupada por los Arabes, sus fieles la escondieron entre unas peñas en uno de los cerros más altos e inaccesibles de Sierra Morena para evitar su profanación.