El espectáculo, que hace su entrada en el repertorio de la Comédie Française, estará en cartelera hasta el próximo 20 de julio en su céntrica Sala Richelieu en París.

La obra, que dura casi dos horas, es fruto de la colaboración de Emilie Valantin, responsable de la puesta en escena y vestuario, y de Eric Ruf, al frente de la parte artística y de los decorados.

El espectáculo apela no sólo a toda la gama del talento de los actores, ya que hay diálogos y canciones, sino también a su resistencia muscular para poder manejar las marionetas de espuma, la mitad de las cuales tienen talla humana.

Valantin, de 68 años, se aficionó al guiñol desde su infancia en Lyon (sureste de Francia), y fundó en 1975 el teatro de Fust en Monttélimar, una compañía que quiso sacar las marionetas de los espectáculos infantiles para confrontarlas a los textos, que deben ser el origen.

"Intento no ser demasiado figurativa, no imponer estilísticas que centren la llamada del espectador", explicó la directora al dominical "Journal du Dimanche".