Paco G. Paz / washingtOn

La voz profunda y el rostro sobrio de Charlton Heston, fallecido ayer en los Ángeles a los 84 años, permitió al Hollywood de los años 50 revivir personajes históricos como Moisés o El Cid. "Tengo una cara de otro siglo", llegó a decir el actor. El legendario intérprete, ganador de un Oscar por "Ben-Hur", entre las películas más aclamadas de la historia, murió en su residencia de Beverly Hills, tras haber sufrido durante seis años un lento e imparable deterioro debido a una enfermedad degenerativa.

Con una entereza propia de sus personajes, el propio actor hizo público que padecía una dolencia que le iría mermando poco a poco la memoria y sus funciones vitales, al igual que le ocurrió a su buen amigo, el que fuera presidente de Estados Unidos Ronald Reagan. "Debo tener coraje y resignación en igual medida", dijo en aquel momento Heston, quien cerró la puerta a toda actividad pública al frente de Asociación Nacional del Rifle, organización en favor de las armas que lideró durante años.

Con su constitución atlética, sus rasgos marcados y su timbre de voz, el actor encajó perfectamente en el tipo de estrella que Hollywood buscaba para sus grandes producciones de los años 50, en los que la industria buscó inspiración en la Biblia y en los libros de Historia.

Heston será recordado como el Moisés de "Los diez mandamientos" y el héroe de la reconquista española, Don Rodrigo Díaz de Vivar, en "El Cid". También participó en otras grandes producciones en los años 50 y 60, como "55 días en Pekín", "Titanic", "Terremoto" y "El planeta de los simios", historia en la que volvió a participar cuando interpretó un pequeño papel en la nueva versión de Tim Burton.

Amó el teatro

John Charlton Carter, como era su verdadero nombre, nació en Evanston, Illinois, el 4 de octubre de 1924, y ya desde pequeño amó el teatro, lo que le llevó a inscribirse en cursos de teatro en la Universidad, donde conoció a su esposa Lydia Marie Clarke, con la que tuvo dos hijos.

Heston fue contratado para interpretar el papel de Marco Antonio en la película "Julio Cesar" (1949), dirigida por David Bradley. A partir de ahí su carrera despegó con filmes como "El mayor espectáculo del mundo" (1951), de Cecil B. DeMille; "El secreto de los incas" (1954), de J. Hopper; "Los diez mandamientos" (1956), de C. B. DeMille, y "Sed de mal" (1957), de Orson Welles.

Consiguió el Oscar al mejor actor protagonista por su trabajo en "Ber-Hur" en 1960, aunque él siempre dio mas valor a la calificación de "Mejor marido de Hollywood". Dos años después, 1961, protagonizó la película "El Cid", de Anthony Mann, junto con Sofía Loren, y rodada en Peñíscola (Castellón, España).

El "Hércules" de Disney

Sus últimas apariciones estelares en el cine fueron en los años 70 para después limitarlas en los 80 y 90, donde sí que aceptó trabajar a las órdenes de su hijo, Fraser Heston ("Alaska" , 1996); compartiendo cartel con Arnold Schwarzennegger ("Mentiras Arriesgadas", James Cameron, 1994) o prestando su imponente voz de narrador en "Armageddon" (Michael Bay, 1998) o al "Hércules", de Disney (1997).

Un hombre controvertido como presidente de la Asociación Nacional del Rifle

Las ideas de Heston fueron discutidas en sus últimos años de vida. Según sus propias palabras, "marché con negros en los años 60 a favor de sus Derechos Civiles, antes de que estuviera de moda, pero cuando dije que el orgullo blanco es tan importante como el orgullo negro, el rojo, o el de cualquiera, me llamaron racista; he trabajado con homosexuales de extraordinario talento durante toda mi vida, pero cuando dije que los derechos de los homosexuales no deberían ir más allá de los míos o de los vuestros, me llamaron homófobo".

Heston fue presidente la Asociación Nacional del Rifle desde 1998 a 2003, y fue objeto de las críticas del público cuando en 2000 respondió a la propuesta del candidato Al Gore de retirar el derecho constitucional de la Segunda Enmienda a portar armas de fuego, levantando un rifle gritando "(Gore lo retirará) de mis manos frías y muertas".

En una posterior entrevista con el documentalista Michael Moore en "Bowling for Columbine" (2002), Heston suspendió el encuentro a la mitad, y se negó a responder preguntas sobre su defensa de las armas.