A petición de la FSA, un equipo de científicos de la universidad inglesa de Southampton realizó un estudio que demuestra que siete de los aditivos más comunes en los productos alimenticios perjudican la inteligencia y el comportamiento de los niños.

A la luz de este informe, el regulador pedirá a los fabricantes que retiren de sus productos seis de esos aditivos para finales del año próximo, y los sustituyan por alternativas naturales siempre que sea posible, adelanta el periódico.

Algunas empresas que producen golosinas ya han accedido unilateralmente a retirar esos aditivos y colorantes, que, entre otras cosas, pueden causar hiperactividad y mal comportamiento en los pequeños.

Sin embargo, "The Independent" señala que varias organizaciones vinculadas con la salud han criticado ya que la petición de la FSA vaya a ser de cumplimiento voluntario, en lugar de prohibirse directamente esos componentes.

Desde la década de los setenta, el consumo de los llamados números "E" (los aditivos están numerados y siempre empiezan por "E") se ha vinculado con problemas de comportamiento, pero el debate se ha intensificado en Gran Bretaña con el estudio de la Universidad de Southampton, presentado en septiembre pasado.

Esta investigación estableció una relación entre el consumo de siete aditivos comunes, entre ellos el E110 (amarillo ocaso) y el E102 (tartrazina o amarillo), y el aumento de los berrinches y las pataletas en los niños.

Sin embargo, tras valorar el estudio, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (Efsa) concluyó que, aunque existían pruebas "limitadas" de que los aditivos causaban problemas en algunos niños, no eran suficientes para justificar su prohibición o la modificación del marco regulador.

Por eso la FSA, cuyo consejo de dirección se reunirá la semana próxima, optará por el diálogo con los fabricantes en lugar de un enfoque más punitivo, afirma el periódico.