El reverendo Martín Luther King, asesinado hoy hace 40 años, fue el hombre que enseñó a los descendientes de los esclavos negros de Estados Unidos que ellos también podían aspirar al sueño americano.

Pastor e hijo de pastor, King fue en vida la figura de proa de la lucha por los derechos cívicos de los negros en los años 50 y 60 del siglo XX, y después de muerto se convirtió en un mito al que recurren con frecuencia políticos, activistas e incluso artistas comprometidos.

Nació en el Sur segregacionista de Estados Unidos, concretamente en Atlanta (Georgia), el 15 de enero de 1929, y también murió en el Sur, en un motel de Memphis (Tennessee), el 4 de abril de 1968, presuntamente asesinado por un racista blanco.

El supuesto asesino, Earl Ray, empezó confesando el crimen, pero poco después se retractó y proclamó su inocencia hasta su muerte hace 10 años, llegando incluso a convencer a la familia de King.

El asesinato de Luther King, ocurrido en un momento de mucha turbulencia política no sólo en EEUU, sino en el mundo, ha dado lugar a muchas teorías sobre posibles conspiraciones.

El Sur en el que murió King en 1968 distaba ya mucho de aquel en el que había nacido en 1929, gracias en gran parte a sus esfuerzos.

En 1964 el presidente Lyndon Johnson había aprobado la Ley de Derechos Civiles que prohibió la discriminación racial en establecimientos públicos, y en 1965 la Ley de Derecho al Voto.

Los negros tenían derecho al voto desde 1870, pero prácticas discriminatorias a la hora de inscribirse obstaculizaban su participación.

Cuando murió, Luther King llevaba 15 años luchando por esos derechos y por la igualdad real entre los ciudadanos.

Lideró o colideró las protestas con las que se lograron los mayores avances en materia de derechos civiles en esos años, empezando por el boicot a los autobuses de la ciudad de Montgomery a raíz de que una mujer negra, Rosa Park, fuera encarcelada por negarse a ceder su asiento a un blanco.

Debido al boicot King fue detenido (lo fue varias veces), acosado y amenazado, pero la segregación en los autobuses fue levantada y empezó la lucha activa por la igualdad racial.

En 1957 King co-fundó y acabó presidiendo la Conferencia de Líderes Cristianos del Sur (SCLC), desde la que desarrolló su movimiento de protesta y persuasión no violenta inspirado en Gandhi.

La no violencia de este pastor -que llevaba el nombre del padre de la Reforma y vivió, según sus biógrafos, una auténtica vida cristiana con dudas y tormentos inclusive- le valió reconocimientos y críticas.

En 1964 obtuvo el Premio Nobel de la Paz y en 1965 el Pacem in Terris, y entre los honores póstumos está el que su cumpleaños sea fiesta en su país.

Pero el pacifismo de Luther King provocaba también rechazo entre grupos como la Nación del Islám de Malcolm X o Black Power, que enfatizaban el orgullo negro, llegando en ocasiones a actitudes supremacistas.

Malcolm X calificó de "farsa" la marcha a Washington de 1963 para reclamar el fin de la discriminación, en la que Luther King pronunció el famoso discurso en el que proclamó: "Tengo un sueño".

En aquella marcha, organizada para recordar que la población negra no se había beneficiado de los derechos inscritos en la constitución americana, King dijo que, pese a dificultades y frustraciones, "tenía un sueño...anclado en el sueño americano".

Soñaba que EEUU un día viviría conforme a la "verdad evidente" de la igualdad entre los hombres, que los "hijos de esclavos y de dueños de esclavos se sentarían juntos a la mesa de la hermandad" y que sus hijos vivirían en "una nación donde no los juzgarían por el color de su piel, sino por su carácter".

El aniversario de su muerte llega en un momento en que un candidato negro, Barak Obama, tiene por primera vez posibilidades serias de llegar a la Presidencia de Estados Unidos.

El éxito de Obama, han recordado algunos afroamericanos como la escritora Debra Dickerson, no es propiamente de los descendientes de los esclavos negros. El candidato es hijo de padre africano que "emigró voluntariamente" y estudió en Harvard, y de una blanca.

Pero para la inmensa mayoría de la población negra de EEUU, donde suele haber recelos entre inmigrantes africanos y afroamericanos, Obama es la consecución del sueño de Luther King.

El día antes de su asesinato, King, refiriéndose a amenazas recibidas, dijo que no temía porque: "Dios me ha permitido llegar a la cima de la montaña y desde allí ver la tierra prometida. Puede que no llegue con vosotros, pero como pueblo la alcanzaremos".