En Marín, donde según Mariano Rajoy "empezó todo" en su carrera política, Mariano Rajoy dio ayer un multitudinario paseo, interrumpido a cada paso por decenas de personas que querían hacerse una foto con él. Incluso el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y la alcaldesa de la villa, María Ramallo, tuvieron que ejercer de fotógrafos por momentos, para satisfacer las innumerables peticiones de "selfie" que le hicieron al presidente del Gobierno en su paseo por la alameda de la villa.

Acompañado también de la ministra de Fomento, Ana Pastor, de la presidenta del Parlamento de Galicia, Pilar Rojo, y del diputado popular Carlos Floriano, entre otros dirigentes, Mariano Rajoy entró a saludar a los propietarios de la cafetería La Farola, "viejos amigos", explicó. Dentro del establecimiento, y ante el asombro de sus clientes, el presidente hizo un balance de la campaña para los medios de comunicación que le seguían.

Se sentía "animado" y "sin miedo a nadie", tampoco del partido de Albert Rivera, Ciudadanos, afirmó. El presidente del Gobierno aseguró que la campaña ha ido "mejorando" a medida que avanza. Según explicó, tanto él como su partido están ahora animados tras unos "tiempos duros y difíciles", en los que se ha tenido que superar "una crisis de caballo" y una herencia "tremenda", si bien se ha mostrado convencido de que la gente se ha dado cuenta de que "hay que apostar por los valores seguros".

"Creo que la gente va a reaccionar bien con nosotros. Lo creo sinceramente", afirmó Rajoy.

Tras la visita a la cafetería, el titular del Ejecutivo central tuvo que sortear una nube de vecinos que, en algunos casos le aplaudieron, y en otros le pitaron y hasta le insultaron. Unas vecinas se acercaron para dedicarle una tradicional canción marinense.