El juicio contra un joven vecino de O Vao, en Poio, Joaquín S. J., acusado de un delito de lesiones y otro de homicidio imprudente por la muerte de uno de los dueños de un cíber de la calle Concepción Arenal en Marín en febrero de 2016 comenzó ayer con el visionado de las imágenes de las cámaras de seguridad el local que confirman la agresión a la víctima. José P.M., de 61 años, recibió un puñetazo que hizo que se desplomara en el suelo de forma fulminante golpeándose la cabeza, un golpe, este último, que fue el que le causó la muerte tal y como reconocieron los forenses del Imelga durante el transcurso de la vista oral.

Un vídeo en el que un guardia civil conocedor de las distintas familias que residen en el poblado de O Vao identificó a un joven de esa zona, Joaquín S. J., acompañado de varios de sus hermanos. Según el agente, él fue el autor del puñetazo. Un golpe que, según los forenses fracturó la nariz de la víctima y le causó una lesión grave pero que no era mortal.

Otros dos testigos del suceso señalaron ayer en el juicio a Joaquín como el autor del puñetazo que derribó a José P.M. de tal forma que su cabeza acabó impactando contra el suelo causándole la muerte poco tiempo después. Por su parte, el hijo del fallecido, que intentaba echar a Joaquín y sus hermanos de local, reconoce que no pudo ver como el acusado golpeaba a su padre, pero sí que alzó la mano justo haciendo el ademán previo a lanzar un golpe.

No recuerda golpearlo

Por su parte, el principal acusado dijo que no recuerda haber golpeado a la víctima mortal. Joaquín S. J. solo quiso responder a las preguntas de su abogada e indicó que el fallecido "no estaba metido" en la pelea, que se producía entre el hijo de éste, el principal acusado y sus hermanos. Insiste en que no se percató de que el fallecido se hubiera aproximado al tumulto. Su abogada solicita la libre absolución pero en el caso de que el tribunal estimase que es culpable de algún tipo de infracción rebaja el delito a una imprudencia menos graves con los atenuantes de drogadicción, trastorno mental y dilaciones indebidas. En el juicio tanto él como su madre explicaron que el joven se encuentra en tratamiento psiquiátrico. "Está mal de la cabeza, habla con personas que no están y se pelea con las paredes", dijo la progenitora. Sin embargo, tal y como remarcó la abogada del hijo del fallecido, no se aportó ningún historial médico.

El juicio quedó visto para sentencia. La Fiscalía solicita una pena de tres años y tres meses de prisión para el principal acusado, Joaquín S. J.; así como otras dos penas de multa por los delitos de lesiones leves tanto para su hermano Enrique S. J. como para el hijo del fallecido, José Manuel P. O. Además, la Fiscalía pide que los acusados indemnicen a los otros tres hijos del fallecido y a su mujer en la cantidad que se estime en ejecución de sentencia dado que todos ellos dependían económicamente de este hombre, que estaba jubilado. A esto hay que sumar una petición de indemnización de 115.000 para la viuda, 51.000 para tres de los hijos que convivían con el fallecido y 22.000 euros para el cuarto.

Otro hermano de Enrique y Joaquín, que en el momento de los hechos todavía no había alcanzado la mayoría de edad, ya fue juzgado y condenado por un tribunal de menores por la agresión al hijo del fallecido.