La rehabilitación del Pazo de Quintáns, en Noalla, para su conversión en museo, ha subido un nuevo escalón con el informe favorable que acaba de emitir el Consello Territorial de Patrimonio Cultural de Pontevedra y que autoriza el proyecto presentado por el Concello, que destaca que "este informe se emite de manera favorable porque el proyecto propone una rehabilitación global del Pazo y da cumplimiento a las determinaciones de la Ley de Patrimonio Cultural y del PXOM".

Esta resolución llega después de una redacción del proyecto, por parte de Mario Crecente y Asociados Consultores, en el que se describen todos los trabajos que se van a realizar en el histórico inmueble y los estudios que sean necesarios para su ejecución. Dentro del equipo técnico que redactó este proyecto están licenciados en Historia, Arqueología e ingenieros "que acreditan experiencia en trabajos con bienes declarados de interés cultural, debido a las características y singularidades que presentan", según destaca el gobierno local.

Mantener la estructura

La filosofía principal de este proyecto será actuar en los 8.500 metros cuadrados con la premisa de mantener las estructuras originales del Pazo, ni derrumbar o distorsionar fachadas ni cubiertas. Tampoco es posible modificar huecos ni abrir otros nuevos de modo que no se hará ningún cambio que modifique su composición original.

Ahora toda la documentación relativa a la rehabilitación será remitida al Ministerio de Fomento para certificar la concesión de una ayuda de 900.000 euros ya anunciada hace unas semanas, dentro de los fondos que estee departamento destina a la recuperación y puesta en valor del patrimonio histórico. Además, el gobierno local cuenta con dos partidas para este fin reservadas en los presupuestos municipales de 2017 y 2018, de 140.000 y 340.341 euros, lo que suma un total de 1.380.000 euros.

El Pazo de Quintáns, es una construcción espectacular y a la vez singular con los excepcionales miradores abiertos en el recinto de la huerta, el mirador en la cornisa del jardín barroco o la galería abierta. Se conservan en este conjunto, el pazo, la capilla, las construcciones auxiliares y el hórreo; además de los espacios verdes: patios, plaza frontal, jardín y huerta muro, todos ellos con una configuración adquirida desde finales del siglo XVI, como una posible evolución de la torre del Casal de Moldes y en su caso heredera de su relevancia histórica.

El estado actual de conservación del pazo es deficiente tras años de abandono, con un grave deterioro material y estructural y el desplome de parte de la cubierta y forjados.

El edificio del pazo consta de dos edificaciones adosadas construidas en distintas épocas, la más antigua del siglo XVII, con una extensión total de 540 metros cuadrados. En su arquitectura destaca un portalón, una galería acristalada y una escalera entre otros elementos. La finca de 9.000 metros ofrece grandes posibilidades a través de una recuperación paisajística que permitirá convertirla en un jardín botánico que complemente la actividad cultural propia del museo que albergará el edificio principal.