El marisqueo en la Ría de Pontevedra vive un momento muy positivo. La naturaleza, otras veces caprichosa y traicionera, da una tregua al sector del mar en forma de carencia de biotoxina. No en vano, tres de las cinco zonas de la ría de recolección de moluscos infaunales acumulan 22 meses ininterrumpidos sin cierres por toxicidad del marisco de sus aguas.

Las tres espacios en los que el Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño divide la boca de la Ría de Pontevedra, es decir, su parte más occidental, no registran un cierre desde principios de julio del año 2016. Concretamente, las zonas I y II desde el día 5 de ese mes. Y las III, desde el 9.

Mientras, la situación también es muy positiva en el fondo de la ría. La zona V, correspondiente a la ensenada de Campelo, que va desde A Canteira trazando una línea imaginaria por Tambo hasta Placeres, acumula prácticamente un año sin análisis toxicológicos positivos en cuanto a presencia de la biotoxina. El último día de cierre decretado por Intecmar fue el 24 de mayo de 2017. Por tanto, en menos de una semana se cumplirán 365 jornadas sin tener prohibida por cuestiones naturales la recolección de moluscos infaunales en la zona más importantes para los mariscadores a pie.

Por otro lado, la situación es diferente en la parte media de la ría, la denominada como zona IV. En el espacio que corresponde a la costa de Samieira y Raxó, habitual para el marisqueo a flote, la biotoxina lleva apenas mes y medio ausente. Sin embargo, este pequeño brote no empaña una tendencia más que positiva. Porque antes de este último cierre, la zona IV podía enorgullecerse de no contar con concentración alta de estos compuestos venenosos desde julio de 2016, al igual que las zonas I, II y III.

De este modo, la Ría de Pontevedra en su conjunto se encamina a su mejor período sin biotoxina a lo largo de esta década. Desde 2010, las aguas que bañan Pontevedra, Marín, Poio, Sanxenxo y Bueu no habían acumulado una presencia tan baja de este elemento producido por las algas planctónicas.

De hecho, pese a que en el siglo ha habido años con ausencia total (2008), desde que Intecmar publica sus registros (2003) no había zonas con tanto período acumulado sin cierres.