La comarca de Pontevedra registró entre la tarde del martes y la madrugada del miércoles 32 terremotos, la mayoría de ellos en Ponte Caldelas, donde el Instituto Geográfico Nacional (IGN) contabilizó 29 sacudidas; otras dos ocurrieron en Pontevedra y la otra se produjo en Vilaboa.

En un margen de unas doce horas, entre las 18.36 horas del martes y las 5.51 horas de ayer, la tierra tembló más de una treintena de veces por causas muy difíciles de señalar. La sacudida más fuerte se produjo a las 20.04 horas en Ponte Caldelas, alcanzando los 3,1 grados en la escala de Ritchter y fue levemente sentida por la población en los puntos en los que la intensidad fue mayor.

Desde las 5.51 horas de la madrugada del miércoles no ha habido ningún seísmo más, y lo más probable es que no se produzca ningún terromoto más próximamente, aunque, tal y como señalan desde el IGN, no se puede predecir con exactitud qué pasará porque las causas de estos 32 movimientos sísmicos son todavía desconocidas.

"Es imprevisible que la serie pueda seguir o no seguir, porque ha parado pero lo mismo dentro de dos o tres días vuelve a surgir. Lo que sí creemos es que no parece probable que pueda haber un terremoto grande en la zona, no tenemos indicios de ello ni precedentes de que haya pasado en otros años. Lo que hay es una sismicidad de muy baja magnitud", explica Luis Cabañas, sismólogo del IGN, a quien no le sorprende la cifra de terremotos sufridos por la provincia, pues apunta que "algunas series duran varios días y pueden llegar a 500 o incluso mil terremotos".

La población apenas los sintió

Los vecinos de Ponte Caldelas se despertaron ayer con la noticia de los 32 terremotos que se habían registrado en la zona, aunque muchos de ellos no los llegaron a sentir la sacudida de la tierra.

Eso sí, los seísmos fueron el tema de conversación a lo largo de todo el día y en bares como Café Fidel, Aries, La Cucharita y Nova Camelia se comentó que muy pocos se habían enterado de lo ocurrido. En las parroquias cercanas a Ponte Caldelas tampoco se sintió demasiado. En Baltar, Xustáns y Santana los terremotos pasaron desapercibidos para la mayoría y en Tourón, Jaime y Lola, del bar Valladares, recuerdan que hace unos años notaron mucho más uno cuyo epicentro estuvo en Soutomaior. "Llegaron a temblar las ventanas", comenta él.

En esta ocasión, en Pontevedra, Marín y Vilagarcía se sintieron bastante más las sacudidas de la tarde del martes, algo que explica Luis Cabañas: "A veces es sorprendente porque los caminos que recorren las ondas pueden verse amplificados según la trayectoria que lleven y, según la distancia, pueden agruparse y se sienten un poquito más. A mayor distancia tendría que sentirse menos porque se atenúa, pero puede haber determinadas trayectorias en las que les llegue diferentes fases de la onda y entonces se sientan más. A esto hay que añadir también el tipo de terreno, porque uno blando puede amplificar las frecuencias, o estar en un edificio más o menos alto que puede entrar en resonancia con lo que le llega y entonces lo sienta más", comenta el sismólogo, aunque añade que "en Pontevedra lo han tenido que sentir muy levemente".

El alcalde de Ponte Caldelas, Andrés Díaz, publicó en sus redes sociales un aviso para los vecinos para hacer un balance de los daños que se podrían haber ocasionado y, entre las respuestas que recibió, había varios vecinos que aseguraban haber sentido los terremotos, sobre todo en Baltar y en el centro de Ponte Caldelas. "No tenemos la menor constancia de ningún daño. Fueron terremotos prácticamente imperceptibles. Yo mismo estaba en mi despacho y no lo sentí", afirmó.