Golpeó el coche del servicio de Guardapescas tras darse a la fuga cuando estaba extrayendo almeja de forma furtiva. La Guardia Civil investiga penalmente a un vecino de Poio, con antecedentes por furtivismo, como supuesto autor de los daños ocasionados de forma intencionada en el vehículo de la Cofradía de Pescadores de San Telmo.

Los hechos ocurrieron durante la madrugada del día 21 de febrero en la playa de Combarro del municipio de Poio. Los efectivos del servicio de Guardapescas habían dejado estacionado el vehículo en las proximidades del arenal para identificar a tres furtivos que estaban extrayendo almeja.

Los furtivos consiguieron darse a la fuga y cuando los vigilantes regresaron observaron que el coche había sido golpeado, supuestamente con unas piedras, sufriendo desperfectos en la chapa y en las lunas de las puertas delanteras.

Además de los daños materiales, cuya reparación superó los 600 euros, los vigilantes también denunciaron que les habían sustraído algunos objetos de uso profesional que llevaban dentro del maletero.

Pocos días después, los vigilantes del servicio de Guardapescas reciben una información de que los objetos, que finalmente se pudieron recuperar, estaban tirados en el medio de unas zarzas, en las proximidades de la iglesia de Combarro.

A raíz de las investigaciones realizadas por el Puesto de la Guardia Civil de Pontevedra se pudo averiguar la identidad de la persona que supuestamente había arrojado los objetos sustraídos en la zona donde fueron encontrados. Resultó ser un vecino de Pontevedra, de 33 años, con antecedentes por furtivismo en la zona de Poio y Vilaboa, al que se le notificó su condición de investigado como supuesto autor de sendos delitos de daños y hurto.

Las diligencias instruidas se entregaron en el Juzgado de Instrucción de guardia de Pontevedra, donde deberá comparecer esta persona cuando sea citada.

Un problema constante

El furtivismo es un problema que asola desde hace años al sector marítimo. La pasada semana, FARO publicaba una información en la que las cofradías de la ría de Pontevedra denunciaba la "importencia" por una situación que se repite "día sí, día también".

Las agrupaciones marineras reconocen que en este entorno hay cerca de una quincena de furtivos "habituales", a los que se les unen puntualmente "colegas que llaman porque no tienen nada y es dinero fácil".

La laxitud de las leyes en este sentido está del lado de las personas que recolectan marisco de forma ilegal. Las infracciones se penan con sanciones administrativas. Multas que, en muchos casos, no son pagadas por la "insolvencia" de los sujetos.