El juicio por el alijo de 1.250 kilos de cocaína incautados en mitad del Atlántico a bordo del pesquero "Coral 1" sigue avanzando y ayer fue el turno para las declaraciones de nuevos testigos, en su mayoría responsables de empresas y talleres a los que los supuestos narcotransportistas encargados de recoger la droga en alta mar utilizando una planeadora contrataron diversos servicios durante los preparativos de este plan. Un grupo que estaría liderado supuestamente, según el fiscal, por Rafael Bugallo Piñeiro "O Mulo" y que tendría como "mano derecha" a Jaime Bolados, apodado "el Chileno".

Entre las personas que comparecieron ayer ante el tribunal estaba, por ejemplo, la dueña del astillero de Cabana de Bergantiños cuyas instalaciones alquilaron tres de los miembros del grupo vinculado a Bugallo Piñeiro. La mujer aseguró que no le llamó la atención la actividad que desarrollaban en el interior de la nave y que no observó que sus inquilinos tomasen especiales medidas de precaución y vigilancia. Eso sí, consideró "normal" que tapasen con lona las ventanas dado que iban a trabajar con fibra y para evitar fugas.

Las defensas volvieron a hacer hincapié en distintos aspectos que tienen como objetivo probar que la organización no tenía pensado utilizar la planeadora que se ocultaba en el interior del astillero para la descarga de la droga del "Coral". Por ejemplo, señalaron al estado de los raíles que permiten botar las embarcaciones desde el astillero al mar y que estaban cubiertos de arena. La testigo confirmó que para utilizarlos "habría que despejar unos diez metros" de arena que cubría los raíles y que "eso lleva mucho tiempo". El magistrado presidente le preguntó si en el plazo en el que baja y sube la marea podría estar despejado, en seis horas, y la mujer respondió que "podría ser" que en ese tiempo se despejasen los railes.

Ayer también declaró el representante de una firma de equipos de electrónica para barcos de la que era cliente Jaime Bolados. El testigo confirmó que "el Chileno" le compró en 2012 una gran cantidad de equipos (dos radares, plotters, gps, una sonda, varias emisoras, entre otros) que supuestamente necesitaba para un barco de pesca. En una ocasión acudió al astillero de Cabana a petición del acusado y lo que vio allí le sorprendió: "Aquello no era un barco de pesca, era una planeadora, algo que no pintaba bien y en lo que yo no quería participar". Explicó que el pago de los dispositivos se hizo "en efectivo, no le interesaba la factura".

En la sesión de ayer también declaró un agente de Policía que señaló la nave de Cabana de Bergantiños como un punto clave en la que centraron la investigación casi desde el principio. El juicio continuará el martes.