El mercado de la vivienda vuelve a decaer en Caldas de Reis. Pese a que en el último ejercicio las cifras de compra-venta de residencias habían vuelto a repuntar tras unos años muy duros por la crisis, el 2017 se cerró con un descenso del 30% en las transacciones inmobiliarias.

Caldas de Reis registró durante el pasado año 30 operaciones relacionadas con el intercambio de propiedad de algún tipo de vivienda. La cifra es sensiblemente inferior a la del 2016, cuando el Ministerio de Fomento contabilizó 43 transacciones, 13 más que al cierre del último año.

De este modo, Caldas se vuelve a aproximar a las cifras de los períodos más duros de la crisis inmobiliaria, en los que el ladrillo apenas generaba algún tipo de movimiento de dinero y las familias no apostaban por ese tipo de dispendios económicos ante la incertidumbre.

Las 30 compra-ventas del 2017 son un registro similar al de 2015 (28), 2014 (25) o las 21 del año 2012, la cifra más baja de esta serie histórica en la última década. Tan solo el 2013, con 41 operaciones (debido a las sorprendentes 27 que se registraron en su tercer trimestre) rompió la tendencia.

Antes de la crisis inmobiliaria, en pleno "boom" del sector del ladrillo, Caldas registraba cifras siempre cercanas o superiores al medio centenar. En 2008, hace justo una década, la cifra fue de 65. En 2009, de 48. Y en 2010 se contabilizaron 53.

En el 2017 se mantuvo una tendencia ya iniciada a mediados de 2016: todas las operaciones inmobiliarias son con viviendas de segunda mano. Las residencias sin estrenar no se mueven en Caldas de Reis. Ni las ya construidas, ni las de reciente construcción.

Dos trimestres malos

Mientras, los datos por trimestres demuestran que los buenos indicadores de la primera mitad de año no fueron suficientes para mantener la tendencia desde julio a diciembre del año 2017. Caldas de Reis registró de enero a junio 19 operaciones. Fueron las mismas que en el mismo período interanual de 2016.

Sin embargo, en el segundo semestre, Caldas perdió actividad inmobiliaria. Las once residencias que contaron con un nuevo propietario están lejos de las 24 de 2016 o incluso las 21 del año 2015.

De este modo, el municipio caldense, que no termina de acabar con su crisis demográfica y fijar población, ve cómo también se frena el sector inmobiliario a nivel local.