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El meollo

Cao

Cao

Todo el mundo que peina canas recuerda sin dudar a Cao como un quiosquillo legendario frente a La Peregrina, estrecho y alargado, que Dámaso Carrasco García montó en 1948, y que la semana pasada cumplió 70 años, según certificó con orgullo su nieta Laura Carrasco.

Zamorano de nacimiento, Dámaso llegó entonces a Pontevedra para empezar otra vida y dejar atrás su estigma republicano, del que nunca renegó. Pronto se hizo con una clientela variopinta: desde los niños que esperaban con avidez el nuevo ejemplar de El Capitán Trueno o Hazañas Bélicas, hasta los padres de esos niños que compraban a diario el vespertino Pueblo, dirigido por Emilio Romero, pasando por aquellos rojillos que adquirían de tapadillo los libros prohibidos de Ruedo Ibérico envueltos en papel de periódico.

El nombre de Cao respondió al apellido de la mujer de un cuñado suyo. La fachada del local apenas llegaba a los dos metros de anchura; solo cabía un letrero con pocas letras. Aquella denominación comercial fue un acierto y por esa razón continúa vivo en la memoria histórica de esta ciudad.

Cao entroncó con una saga irrepetible de legendarios vendedores de periódicos y revistas, desde Manolo Fariña hasta Enrique Paredes, pasando por Otero o Pepe el comunista, todos de gratísimo e inolvidable recuerdo.

Con visión de futuro, Dámaso Carrasco apostó luego por la distribución y se volcó en ese negocio junto a su hijo Joaquín, al tiempo que su nuera Concepción García transformaba el quiosco en librería, ya en su definitiva ubicación de la calle Sarmiento, esquina con la plaza de Méndez Núñez.

Conchi realizó una labor muy meritoria al frente de la Agrupación de Libreros de Pontevedra e impulsó una exposición pionera de literatura infantil en el Teatro Principal, sin duda precursora del actual Salón do Libro Infantil e Xuvenil. Ella decantó también el negocio familiar hacia el libro antiguo, raro, descatalogado, que ahora regenta Laura Carrasco, hija y nieta del fundador, quien se dispone a celebrar este 70 aniversario por todo lo alto. No hay muchos quioscos-librerías que puedan presumir de una gesta semejante.

El Meollo de la cuestión está en vislumbrar cuantos cumpleaños tiene por delante Cao a contra pelo de la era digital, y adivinar si la librería llegará o no a manos de una cuarta generación que celebre su primer centenario dentro de 30 años, algo que haría las delicias de Dámaso Carrasco García.

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