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El meollo

Las viviendas militares

Las viviendas militares

El Meollo de la cuestión está en descubrir y enumerar las chinitas en el camino que han obstaculizado durante tanto tiempo la materialización del convenio urbanístico que vienen negociando desde el siglo pasado, que ya es historia, el Ministerio de Defensa y el Ayuntamiento de Pontevedra sobre los polígonos residenciales de Campolongo y Mollavao.

Tal parece que en juego estuviera la aprobación de un PGOM a pequeña escala, de las vueltas y más vueltas que unos y otros han dado a este interesante asunto, con larguísimos paréntesis entre negociación y negociación desde sus primeros compases.

El propio Ayuntamiento acaba de informar sobre una nueva reanudación de ese tira y afloja que mantiene con el Instituto de la Vivienda, Infraestructuras y Equipamientos del Ministerio de Defensa (Invied), pero no ha precisado nada sobre el paso siguiente, ni mucho menos sobre el horizonte de su rúbrica final. Es decir, que sabemos los términos generales del referido convenio y conocemos que es lo que aporta cada cual; pero ignoramos que es lo que está retrasando o impidiendo zanjar un asunto que, a priori, parece beneficioso para ambas partes, que es tanto como decir para todos en general. De ahí la demanda de su firma cuanto antes y a otra cosa.

El convenio en negociación parece que mejora la situación, tanto urbanística como administrativa, de las viviendas militares de Campolongo que firmó el gran arquitecto Xosé Bar Boó entre General Rubín, A Tablada y María Victoria Moreno. Otro tanto sucede con los chalés de los marinos en Mollavao, urbanización también modélica quizá diseñada por otro buen arquitecto vigués, Antonio Cominges Tapias (con certeza se ignora su autoría), con una incidencia especial en los adosados ubicados en la margen derecha de Rosalía de Castro, en situación de abandono hace ya mucho tiempo.

Y el Ayuntamiento de Pontevedra gana igualmente con este convenio, puesto que recupera para la ciudad, tanto espacios libres como zonas verdes e incluso varios locales para usos vecinales, amén de la habilitación de una plaza pública que llevaría el sello inequívoco de ese modelo de ciudad que, hasta ahora, no ha dejado huella positiva alguna en Mollavao.

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