El diluvio que cae sobre la universidad madrileña Rey Juan Carlos I es tan intenso que, inevitablemente, salpica a todo el sistema. Hace tiempo que llueve sobre mojado. No estamos ante un caso excepcional, sino frente a un episodio que trasciende entre otros muchos ignorados, de signo diverso.
La universidad en general y su profesorado en particular no está para sacar pecho. Por esa razón hay que tener ganas de complicarse la vida con una campaña electoral, que conlleva una vocación de servicio a la Universidad de Vigo durante los próximos cuatro años. Los equipos conformados por Emilio Fernández y Manuel Reigosa son dignos de elogio a priori, aunque no exento de conmiseración.
De una u otra manera, en juego está la nominación de un nuevo rector, el sexto en su historia, que tomará el relevo de Salustiano Mato. Eso incluye también la designación de un vicerrector para el campus de Pontevedra, figura delegada que ha ido tratando de patentizar su razón de ser y de llenar de contenido su función descentralizadora desde la Casa das Campás.
Tal y como se preveía, Juan Manuel Corbacho aspira a repetir en el cargo, puesto que la candidatura liderada por Emilio Fernández algo tiene de continuista, aunque no lo reconozca. La gestión global del rector saliente no ha sido para echar cohetes en su despedida, pero Corbacho estuvo muy puesto. Enfrente está el cambio que representa Jorge Soto, profesor de la Facultad de Ciencias da Educación e do Deporte, de larga trayectoria en este campus.
Más allá de ambos programas con sus propuestas audaces, pero quien sabe si realizables, la credibilidad personal cuenta mucho, seguramente bastante más que cualquier idea singular en forma de conejo saliendo de la chistera. El dicho sabio de "por sus obras los conoceréis", bien podría traducirse aquí "por sus trayectorias los valorareis".
El Meollo de la cuestión está en calibrar los votos personales que aportarán Juan Manuel Corbacho y Jorge Soto a sus respectivas candidaturas, y ver si estas elecciones cambiarán ese interés cada vez menor por la elección de rector, que refleja el sentir generalizado de todos los llamados a una participación activa.
