Los pontevedreses renovaron en la mañana de este domingo la tradición del Viático, el nombre popular con el que se conoce a la comunión pascual que en esta ocasión llevó el sacramento a más de una decena de vecinos enfermos e impedidos y que se vió deslucida por la lluvia. El mal tiempo deslució los alfombrados y también obligó a acelerar el desfile.

Numerosos vecinos del antiguo arrabal marinero de A Moureira colaboraron desde la tarde de ayer en la elaboración de las alfombras florales que recibieron al desfile religioso. Fueron en esta ocasión decoraciones geométricas o vegetales, según las calles, que resultaron dañadas por la lluvia y el viento.

Una leve lluvia hizo acto de presencia nada más arrancar la comitiva, en la que de nuevo tuvieron un especial protagonismo el gremio de Mareantes y la Escuela Naval. Partió de la basílica de Santa María para discurrir hasta la capilla de San Roque y un año más los integrantes del gremio de Mareantes portaron el palio bajo el que procesionó la custodia.

Fue recibida con decoraciones en las fachadas en distintos puntos del recorrido y en la misma colaboraron decenas de voluntarios del barrio, el gremio de Mareantes, los voluntarios de la Pastoral de la Salud y la Legión de María de la parroquia y el coro Luís García Limeses.