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Damián Copena: "Hay alternativas al abandono, el rural gallego cuenta con muchos recursos que podrían utilizarse"

El experto explica como las rentas millonarias de los parques eólicos apenas se quedan en origen

Damián Copena. // Rafa Vázquez

El rural gallego fue ayer el protagonista de la sesión de tarde de la SGF de la mano de Damián Copena. Este economista, especialista en la implantación de energía eólica en Galicia y en el manejo comunitario de los recursos naturales, profundizó en varias acciones colectivas, comunes y de economía ecológica que luchan contra la despoblación y prueban la importancia de recuperar el paradigma de los bienes comunales.

- El rural gallego hace frente a enormes desafíos, a la cabeza el abandono ¿hay alternativas?

-Las hay, hay alternativas al abandono, el rural gallego cuenta con muchos recursos que podrían tratar de utilizarse de forma sostenible para dinamizar sociecómicamente esos espacios rurales y tratar de fijar población, dándole vida al mundo rural, que realmente sería la solución para muchos de los problemas que tenemos.

- ¿Qué nuevas experiencias se están llevando a cabo?

-Pues desde la lógica de la acción colectiva, que es lo que presento en la Semana Galega de Filosofía, donde la gente participa de forma colectiva para manejar recursos de uso común, existen múltiples iniciativas en diferentes ámbitos. Hay iniciativas de propietarios privados que están poniendo en común su tierras para gestionarlas de forma colectiva introduciendo ganado y haciendo transformación de productos en base a prácticas sostenibles, como puede ser la producción ecológica, y en el caso de montes vecinales en mano común existen múltiples iniciativas que, también desde diferentes ámbitos productos como el ganadero, el micológico, el turístico o patrimonial, están haciendo cosas en varios puntos del territorio gallegos.

- ¿Cuáles son las iniciativas más interesantes e inspiradoras?

-Un ejemplo que se puede destacar es, dentro de las cooperativas de explotación comunitaria de la tierra, es decir que ponen la tierra en común para gestionarla de modo colectivo, la cooperativa denominada Monte Cabalar, que está localizada en el municipio de A Estrada y que consiguieron reunir cientos de hectáreas para tratar de gestionar el matorral a partir de la introducción de ganado y conseguir evitar lo que ellos denominan el ciclo del fuego, tratar de parar esos incendios forestales a partir del manejo del territorio. Y a nivel de montes vecinales existen múltiples iniciativas interesantes, pero podríamos citar la de la Comunidade de Montes de Couso, en Gondomar, que está apostando por productos alternativos como pueden ser la producción de siitake o de pequeños frutos y su transformación, haciendo mermeladas ecológicas por ejemplo. También está la de Carballo que tiene diversos aprovechamientos apícolas y ganaderos como el porco celta y que están haciendo cosas muy interesantes.

- ¿Cuáles serían las claves para frenar el declive del rural?

-Lo que necesitamos, y realmente es clave para intentar paliar las problemáticas que tenemos, el despoblamiento rural, el envejecimiento poblacional, el abandono de los terrenos de cultivo y de los terrenos forestales, lo que necesitamos es darle vida a esos espacios. ¿Y eso cómo se hace? Pues aprovechando los recursos que tenemos y tratando de hacerlo de forma sostenible, sin la utilización de elementos dañinos para el medioambiente y en la mayor medida posible hacerlo de modo colectivo, incrementando la participación social y cambiando nuestra mentalidad y el modelo de desarrollo que tenemos para el mundo rural.

- ¿Ha sido positiva la implantación de los parques eólicos en el rural?

-Tiene interés desde un punto de vista ambiental, la producción de energía renovable es positiva, pero desde mi punto de vista el modelo diseñado para desarrollar esos parques no fue todo lo positivo que podría ser. ¿Por qué? Porque los propietarios de los terrenos, las comunidades locales, las personas interesadas, no pudieron desarrollar parques eólicos; porque las rentas que están quedando en el mundo rural de estas producciones millonarias son muy pocas y porque al contrario de lo que sucede en otros lugares del mundo es un modelo muy vertical, muy poco participativo, en el que se podría conseguir la misma producción de energía a partir de otros modelos en los que hubiese posibilidades de desarrollar parques eólicos cooperativos o comunitarios y donde la gente pudiese decidir y participar en la implantación de esa energía.

- ¿Cómo es que los gallegos no podemos participar en la implantación de nuestros parques eólicos y sí los lugareños de otros países del mundo?

-Porque el modelo diseñado está hecho de tal manera que los proyectos de grandes parques eólicos en nuestros montes están desarrollados por empresas, no por cooperativas, no por entidades locales. En otros lugares del mundo disponen de figuras específicas, figuras de fomento de parques eólicos colectivos, comunitarios, que favorecen esa participación directa y real de las comunidades locales en esta actividad económica.

- ¿Por qué no hay esas figuras en Galicia?

-Es algo que tendrá que preguntar usted a los gestores políticos públicos que diseñan esas políticas. El diseño eólico en Galicia ya tiene recorrido, estamos hablando de que desde 1995 hasta la actualidad pasaron bastantes años y evidentemente el proceso funcionó muy bien con respecto a la potencia que se consiguió instalar pero no tuvo muy en cuenta a los agentes rurales.

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