Una brigada de la empresa contratada por el Concello para el mantenimiento de los jardines llevó a cabo esta mañana la tala de las palmeras del parque de Campolongo afectadas desde hace meses por el picudo rojo, una plaga que no tiene fin y que ya se extiende por toda la comarca.

Basta con realizar un recorrido por las dos orillas de la ría para encontrar ejemplares muertos en Poio, Sanxenxo, Marín...

En la ciudad de Pontevedra se mantiene a salvo la "joya de la corona", los Jardines de Vicenti, pero muchos otros árboles han sido atacados por el picudo. Campolongo, desde el parque frente a la iglesia parroquial hasta las calles Iglesias Vilarelle o Fernández Ladreda es uno de los principales focos de esta plaga en los últimos meses y el plan de choque del Concello para tratar de frenar el problema no ha logrado salvar estos ejemplares, si bien muchos de ellos están en terrenos particulares o de otras administraciones.

Cobián Roffignac, Sierra, paseo de Colón, el Sexto Edificio del Museo, el entorno de la plaza de San José, junto a la antigua sede de Magisterio, Riestra o Pontemuiños, además de los estragos ya causados en Lourizán y Marín son algunos ejemplos de la extensión por toda la ciudad.