Cuatro décadas estuvo abierto el negocio de motocicletas y bicicletas de José Antonio Cortegoso, uno de los más longevos de la Praza de Barcelos. Su dueño todavía visita el local a diario, aunque ya se encuentra vacío y en su interior solo quedan algunas estanterías. Ahora, el bajo, de 200 metros cuadrados, se encuentra a la venta en pleno centro de Pontevedra.

"Para mí tener que cerrarlo fue muy doloroso", reconoce el vendedor, que fundó la tienda siendo "un chaval" y que la mantuvo en funcionamiento hasta que se jubiló ayudado por su hijo.

Asegura que no le quedó más remedio porque el barrio "se fue muriendo poco a poco". "Me hubiera gustado mantenerla abierta, pero no fue posible".

Por su negocio pasaron varias generaciones de pontevedreses que compraron en él sus bicicletas y motos. Era habitual verlo con mucho movimiento en la época de Navidad y días previos a la noche de Reyes. En los primeros años de su trayectoria todavía funcionaba el "Campo da Feira". Después, aunque la plaza fue recuperada, siguió funcionando con buenas ventas.

Los peores años comenzaron con la crisis. Con ella muchas de las tiendas de la plaza y San Antoniño cerraron, de modo que aún ahora se pueden ver numerosos carteles anunciando el alquiler o venta de los bajos en esta zona, como el del suyo.

"Ahora ya es tarde para hacer nada porque está todo cerrado; ya no hay solución", se lamenta.

Al igual que otros comerciantes y vecinos, critica la reorganización del aparcamiento en la plaza. "Este era el único sitio del centro para aparcar y ahora ya no hay solución. Era la base para ir a visitar el centro. Para muchos la opción que nos quedó fue cerrar", considera.