Juan Carlos F.F., el acusado de intentar asesinar a su pareja con reiteradas cuchilladas en Vigo en abril de 2015, se reconoció esta mañana culpable de los hechos en el juicio que se inició en la Audiencia de Pontevedra. No obstante, el acusado no reconoció los hechos tal y como vienen recogidos en el escrito de la Fiscalía, al asegurar que no recuerda cómo se produjo la agresión.

El acusado pasó de un tibio "tuve que ser yo porque allí no había nadie más" a un más contundente "sí, fui yo" ante las preguntas del fiscal y luego ratificó a su abogada que "soy culpable de los hechos": No obstante en su declaración insiste en que no recuerda lo esencial del ataque a su expareja, reconociendo tan solo que acudió a esperarla a su domicilio y que allí discutieron.

"Luego me abalancé sobre ella y no sé dónde clavé el cuchillo", sin que recuerde más, salvo que cuando fue consciente del hecho la llevó a Povisa en donde la dejó moribunda a varios metros en la puerta de urgencias del centro y se fue. Él asegura que no la abandonó sino que fue ella la que huyó hacia el hospital pese a la gravedad de las heridas que padecía.

Quien sí recordaba cada de detalle de lo sucedido fue la víctima, que al igual que el agresor trabajaba en Povisa. Ella relató con una enorme entereza el terrible ataque que padeció. Explicó como sobre las siete de la mañana abrió el portal de su edificio para dirigirse a su trabajo y que, de repente, una persona vestida de negro y con la cabeza y la cara tapada , "solo se le veían los ojos"; le propinó un puñetazo a bocajarro que la tiró al suelo. Afirma que se la llevó hacia el tiro de las escaleras y que allí le propinó una primera cuchillada dirigida al corazón (no había visto que portara un arma hasta ese momento y ya le había reconocido por la voz). A golpes la llevó en el ascensor, en donde descendieron hasta el piso menos dos. Sangrando, afirma que "me arrastró del pelo,, me golpeó, me dio patadas...", y una vez en el sótano la tiró en el suelo de espaldas, se colocó encima suya inmovilizándola y le clavó el cuchillo en el cuello, mientras le decía que "si no eres para mí, no eres para nadie".

Según la versión de la víctima, el cuchillo se rompió, quedando la hoja atravesando el cuello de la mujer. Así, con un cuchillo atravesándole el cuello de lado a lado, la víctima asegura que el acusado se apoyó de espaldas a la pared, "tranquilo" y diciéndole "muérete, hija de puta, estoy esperando a que te mueras". Fue entonces cuando reconoce que "le empecé a rogar, a suplicar que no me dejase morir, le decía que me casaría con él". Añadió que él no accedía porque le decía que "lo iba a denunciar, pero le dije que no, que diría que el autor fue cualquier persona de la calle".

Fue así como logró que la metiese en el coche y la llevase a Povisa, en donde la dejó a 35 metros de Urgencias, dentro del vehículo, y sin ayudarle si quiera a bajarse o abrir la puerta. Simplemente desapareció del lugar. Ella logró llegar, con mucho esfuerzo y casi ya sin fuerzas y a punto de perder la consciencia, a la entrada de Urgencias y pidió ayuda. Los forenses reconocieron que con las heridas que sufría y un cuchillo atravesado en el cuello es casi "inexplicable" que no perdiese la vida.

El juicio sigue el jueves en la Audiencia pontevedresa. Se enfrenta a una petición de pena inicial por parte de la Fiscalía de 15 años de prisión.