La sorpresiva reapertura del caso de la desaparición de la pontevedresa Sonia Iglesias, en paradero desconocido desde agosto de 2010, y la investigación de su pareja, Julio Araújo, por homicidio y del hermano de este, David, han dado un nuevo vuelco a las vidas de la familia de la joven. Esperanzados, pero a la vez cautos, aguardan que la Policía reúna las pruebas suficientes para poner fin a siete años y medio de búsqueda y, sobre todo, de mucho dolor. Es la particular agonía de los Iglesias-Eirín.

-La herida sigue abierta casi ocho años después...

-Sí, sigue abierta y lo seguirá hasta que logremos saber qué le pasó a mi hermana.

-Esta nueva etapa del proceso les ha sorprendido con su padre hospitalizado.

-Sí, lo está. Ya lo estaba antes de estas últimas novedades. Está mi madre acompañándole en el hospital. Son problemas que arrastra él desde hace tiempo.

-Y todo esto no les habrá ayudado mucho...

-No, pero bueno, lo que están es esperanzados con que al final se acabe sabiendo algo, porque el registro de San Mauro, después de siete años y medio, les ha abierto nuevas esperanzas. Piensan que, por fin, se puede llegar a saber algo.

-¿Y usted?

-Yo soy un poco más escéptica. No sé, puede que sí, pero también estoy muy preparada para el puede que no.

-Una prioridad, necesidad, para toda la familia es encontrar a Sonia, su cuerpo...

-Sí, porque para todos los familiares de desaparecidos lo más importante es encontrar el cuerpo de su ser querido. Sobre todo para tener un sitio para poder despedirte de él, que no has podido. Lo siguiente es saber qué le pasó. Si tienes la suerte de que la Policía tenga las pruebas necesarias para poder detener al culpable o culpables y que pasen por la Justicia y cumplan con los años de condena que les impongan ya sería increíble. Pero lo más importante es recuperar los restos porque es como cerrar un capítulo; poco a poco, el resto.

-El estado de salud de Julio Araújo también es malo actualmente.

-Sé que es algo pulmonar y que lo van a operar, que esta semana no pudo ser porque tenía fiebre. De todas formas, el dolor que pueda pasar no es comparable al que nosotros llevamos sufriendo desde hace siete años y medio y que va a acompañarnos hasta que nos muramos.

-Poniéndose en lo peor, ¿temen que pudiese fallecer sin que se resuelva el caso?

-Lo que no nos gustaría es que él fallezca antes de que se pueda aclarar el caso. Nos gustaría que la Policía pudiese demostrar todas las hipótesis que tiene y que pague por lo que ha hecho y no que se muera y se vaya de rositas.

-¿Se habían planteado alguna vez que su hermana podía estar en el panteón de los Araújo, como se sospecha?

-No, nunca lo habíamos pensado. No nos parece descabellado, cuando la Policía sigue esa hipótesis será por algo. Es un sitio tan factible como cualquier otro. Es un sitio en el que a lo mejor nadie iría a buscar. Pero puede estar ahí o en cualquier parte. Yo sigo afirmando que él sabe mucho más de lo que dice y el único que tiene en su mano resolver todo esto creo que es él.

-Siempre han tenido claro que Sonia murió.

-Nosotros ya lo pensamos desde hace años, porque después de tanto tiempo es muy difícil que una persona adulta no haya sido capaz en ningún momento de ponerse en contacto con su familia, ni con su hijo. Ya hace tiempo pensamos que está fallecida. Es duro porque no te puedes despedir.

-Pontevedra es una ciudad pequeña y abundan los rumores. Sería muy doloroso escuchar que ella se fue por su propio pie y se fugó.

-Fue al principio del todo. Era un bulo que corría por ahí, una mentira total. Nosotros jamás lo pensamos porque ella no iba a dejar a su hijo nunca y no decirle a su familia dónde estaba. Eso era impensable. Mi hermana no desapareció voluntariamente.

-Y eso lo piensa también la Policía, que no ha dejado de investigar en todo este tiempo.

-Sí, la Policía, desde siempre, ha tenido claro eso: que ella no desapareció voluntariamente, que alguien la ha hecho desaparecer. Siempre ha estado en el punto de mira la misma persona, al igual que para mi madre lo estuvo desde el minuto uno. Lo que nos falta es que la Policía encuentre las pruebas que lo demuestren para que puedan pagar ante la Justicia. Tiene que haber algo para reabrir el caso, después de haber estado archivado provisionalmente, y ahora tienen que encontrar algo con peso suficiente para poder detenerlo, porque ahora mismo está investigado por homicidio, ya no por detención ilegal. También lo está su hermano, que también fue investigado en su momento.

-¿Siguen sin saber en qué calidad se investiga al hermano de Julio Araújo?

-No lo sabemos, si en calidad de cómplice... Como todo está bajo secreto de sumario, no tenemos información. Ni siquiera nuestra abogada.

-Respetando siempre la presunción de inocencia, lo que sí parece claro es que no podría haber sido la pareja de su hermana solamente.

-Sí, eso es lo que cree la Policía. Me imagino que ellos tienen sus motivos para creerlo. Cabe pensar que para deshacerte de una persona adulta, uno solo lo tiene difícil, para trasladar un cuerpo, abrir una puerta...

-Alguien cercano...

-Alguien que te puede ayudar y nunca te va a delatar sería alguien de tu propia familia.

-También se habló de la posibilidad de que Sonia hubiese sido incinerada en un crematorio.

-El crematorio de Pontevedra cuando mi hermana desapareció no existía. Estaban el tanatorio y el cementerio, pero el crematorio no. Esa hipótesis la Policía ya la siguió y la investigó en su día, pero es muy difícil que alguien se preste a algo así, es muy macabro.

-Solo hay una hora y media en la que Julio Araújo no está localizable el día en que su hermana desapareció. En un lugar como Pontevedra, con distancias cortas, en ese tiempo puede ocurrir de todo.

-En Pontevedra y en cualquier sitio, porque tú no tienes por qué acabar con la vida de una persona y deshacerte de su cuerpo en el mismo momento. Tú puedes hacer una cosa y más tarde hacer otra, incluso días más tarde. No hay que olvidarse de que él en ningún momento ha estado detenido. Él, al igual que nuestra familia, las personas que han acudido a Comisaría, fue a declarar y después se fue a su casa. No creo que a él lo siguieran 24 horas al día durante "x" meses, años. Ya no es solo hora y media; estamos hablando de muchas horas más.

-De hecho, la denuncia de su desaparición fue presentada esa misma noche.

-Cuando supimos que no se había presentado en su trabajo, lo primero que pensamos, como es lógico, fue que se había despistado del horario, que se había entretenido con alguien charlando en la calle, que podía haber tenido algún problema como caerse, que la hubieran atropellado... Piensas en esas cosas. Al pasar las horas y ver que ya no es algo normal, es cuando te empiezas a preocupar y a pensar en cosas más graves. La denuncia la puso Julio Araújo ese mismo día, alrededor de las nueve de la noche, después de buscar en los hospitales sobre las tres o cuatro de la tarde.

-¿La familia ya se puso en lo peor en esas primeras horas?

-Mi madre estaba nerviosa desde el primer momento. Y ya cuando se dirigieron a los hospitales ya le preguntó directamente: "¿Qué le has hecho a mi hija?" . Se lo dijo en presencia del padre de él, que le respondió cómo le preguntaba eso "si él la adora".

-¿En que se basaba esa sospecha de su madre?

-Ella sospechó desde el primer momento porque esa misma semana él tenía que abandonar la vivienda. De hecho, su hijo estaba viviendo conmigo en mi casa para que no viese salir a su padre con la maleta y no fuese un momento desagradable. Ella ya le había dicho a él que la relación estaba rota. Se lo dijo a él y a toda su familia, entorno, compañeros de trabajo... Toda la parte de mi hermana sabía que él tenía que abandonar la vivienda y que la relación iba mal desde hacía tiempo. Si embargo, el entorno de él no sabía nada porque él mismo se encargó de no decírselo a nadie.

-¿Su sobrino, el hijo de Sonia y Julio, también lo sabía?

-Sí, porque en un momento dado le preguntó a mi padre, su abuelo, qué pasaba cuando se fuese de casa, si iba a seguir siendo su padre, si lo iba a ver igual... Todos sabemos que la relación iba mal y que el que tenía que abandonar la vivienda era él, lo cual me reafirma en decir que, a día de hoy, la única persona que ha salido beneficiada con la desaparición de mi hermana solo es una: Julio Araújo, que sigue en esa vivienda.

-¿Esa vivienda sigue teniendo hipoteca?

-Sí, una hipoteca que pagan mis padres, que van a seguir permitiendo que su nieto siga allí hasta que él quiera porque es la casa de su madre, con sus recuerdos, aunque sea muy duro el saber que allí puede vivir el presunto homicida de tu hija.

-El abogado de Julio Araújo aseguraba hace unos días que su defendido "está tan preocupado como estaba antes".

-Ha mostrado tranquilidad desde el minuto uno. Frialdad, a veces incluso chulería, una especie de prepotencia cuando te ve... Desde que dijimos que la desaparición de mi hermana no era fortuita ni voluntaria, él y su familia se dedicaron a decir que se había ido al Caribe con alguien. Su actitud ha sido esa desde el primer momento. Eso fue algo que a mí me chocó. También me chocó el que el primer día en nosotros fue creciendo la preocupación con el paso de las horas, mientras que él se iba relajando, cuando el proceso debería ser el contrario. Se ha mostrado desafiante.

-¿Han llegado a temer por su seguridad?

-Por la de mi sobrino sí. Porque hubo un tiempo en que mis padres y yo habíamos pensado en solicitar su custodia. Cuando salió en los medios y llegó a sus oídos, nos amenazó. A mí me transmitió directamente una amenaza un día en que fui a llevar a mi sobrino a su casa. Me dijo que le dijese a mis padres que su hijo era solamente suyo, que "ellos lo van a entender". Se lo transmitimos a la Policía y nos dijeron que no hiciésemos caso, que solo lo hace para asustarnos.

-Y frenaron el proceso...

-Lo frenamos porque teníamos miedo a que le pudiese pasar algo. Por nuestra seguridad en particular no tememos, porque en el fondo creemos que es un cobarde, que se aprovechó de la confianza que tenía con la mujer con la que llevaba casi veinte años, que nunca imaginó que le pudiese hacer daño.

-¿Sonia les transmitió alguna vez que tenía miedo?

-No, por esa misma razón, porque en la confianza de llevar tantos años aunque sea vividor, gastador, que tenga miles de vicios y el trabajo no le guste... de ahí a dar el paso a ser un posible asesino es muy grande. En esa confianza, tú te montas en el coche de tu pareja y te lleva a donde él quiere. Lo haría mi hermana y lo haríamos cualquiera de nosotras. Nunca tuvo marcas ni señales de violencia.

-¿Y maltrato psicológico?

-Nunca nos lo comentó. Lo que sí es bien cierto es que en los últimos meses, como la relación estaba muy deteriorada, él le hacía acoso. La llevaba al trabajo, la recogía, controlaba sus llamadas, si iba de cena con sus compañeras aparecía en el sitio en el que ellas estaban... Lo que pasa es ella no era consciente de que eso era acoso, de que es violencia de género. Lo que sí llegó a decir es que si ella lo dejaba la iba a dejar en muy mal lugar en Pontevedra, y como Pontevedra es muy pequeña... Como tenía pensado iniciar una nueva relación, fue lo que le dio fuerza para romper la que tan mal iba. Ya se habían dejado en otras ocasiones pero le había dado nuevas oportunidades.