Hace ahora justo una semana, un pequeño ejército de policías nacionales tomaba la finca y la vivienda de la familia de Julio Araújo para inspeccionarla de arriba abajo. Unidades especializadas de la Policía Nacional llegadas desde Madrid acompañaban a los agentes de la Comisaría de Pontevedra y lo hacían pertrechados con georradares, laboratorios móviles y todo un un imponente despliegue de medios con el que pretendían buscar alguna pista, algún rastro que permitiese dar con el cuerpo de Sonia Iglesias. De esta forma trascendía que el caso que conmociona desde 2010 a la sociedad de Pontevedra volvía a estar con vida tras decretarse su reapertura bajo secreto sumarial.

Sin embargo, aquel importante despliegue de medios era la consecuencia del arduo trabajo que venía desarrollando, desde hacía meses y sin apenas ruido, un equipo policial de la Comisaría de Pontevedra al que se le había encomendado una labor en exclusiva: examinar minuciosamente cada detalle de la investigación para intentar reactivar el caso tanto policial como judicialmente.

El archivo provisional de la investigación confirmado por la Audiencia Provincial en 2015, por falta de pruebas sólidas en contra del entonces único imputado, Julio Araújo; cayó como un jarro de agua fría para la familia de Sonia y en toda la ciudad. Entonces, tanto el fiscal jefe, Juan Carlos Aladro; como los mandos policiales, insistían en que la Policía Nacional nunca dejaría de investigar el caso.

El archivo de la causa se decretó en abril de 2015. A finales de julio de ese mismo año tomó posesión como nuevo Comisario Manuel Bouzas, que asumió también entre sus objetivos el de no dejar morir un caso que era (y es todavía) una espina clavada para todos los investigadores tanto de la propia Policía como de la Fiscalía. Así, una de las decisiones que tomó el nuevo comisario era poner a un grupo de agentes a trabajar sin descanso para encontrar un hilo del que tirar para intentar resolver el caso. "Dejad todo lo que tengáis entre manos" para dedicarse únicamente a buscar pistas sobre el paradero de Sonia.

Y así fue. Este equipo policial formado íntegramente por agentes de la Comisaría de Pontevedra no dejó de repasar con lupa todas las investigaciones realizadas hasta el momento, al tiempo que recopilaban nueva información y así fue como a mediados del pasado año presentaron nuevos indicios que llevó al juzgado a reabrir la causa, aunque bajo secreto de sumario.

Las investigaciones fueron avanzando con discrección, con la toma de declaración en sede policial de familiares de Julio Araújo y de Sonia Iglesias, en calidad de testigos. Se volvieron a requerir a la Policía Local las grabaciones de las cámaras de tráfico de aquel 18 de agosto de 2010 en el que Sonia se esfumó sin dejar rastro y se trataron de reconstruir de nuevo los movimientos que realizaron aquel día los implicados y los coches que utilizaron. Y así se fueron elaborando informes y conclusiones que se trasladaron a la Fiscalía y al juzgado que finalmente ordenó los registros que se llevaron a cabo hace ahora una semana.

Ahora, solo falta ver si finalmente el intenso trabajo realizado durante estos meses por este equipo policial fructica en forma de nuevas pistas que permitan dar con el cuerpo de Sonia y con los autores de su desaparición. Ayer, el delegado del Gobierno en Galicia, Santiago Villanueva, reconocía que habrá que esperar a que la Policía Nacional analice las pruebas y vestigios recogidos a lo largo de estos días y que después será la jueza la que, a partir de los datos de la investigación policial, tendrá que decidir "si le cita como investigado judicial y si le llama a declarar", señaló en referencia a Julio Aráujo, quien fue citado a declarar a Comisaría junto a su hermano en calidad de investigado a nivel policial. También confirmó que la pareja de Sonia en el momento de su desaparición sigue ingresado en un hospital de Santiago aquejado de un proceso respiratorio severo.

Asunto "complejo"

Recalcó que es un caso "tremendamente complejo", tal y como lo confirma "el hecho de que llevamos ya una serie de años, y que la policía no ha dejado nunca de trabajar y continúa", ha añadido, haciendo hincapié en que se han recogido "una serie de pruebas e indicios" que se están comprobando.

Insistió en que tanto la línea de investigación que apunta al panteón familiar de los Araújo como "cualquier otra", "en este momento están bajo secreto de sumario", por lo que ha vuelto a descartar aportar más datos que puedan poner en peligro la investigación, en la que la policía trabaja "intensamente" para tratar "de que se solucione cuanto antes".