La reapertura del caso Sonia Iglesias se fraguó en torno a un arduo trabajo policial que llevó a un equipo a trabajar casi en exclusivo en este asunto. Esto provocó la aparición de nuevos hilos de los que tirar y a mediados del pasado año, aproximadamente, el juzgado accedió a reabrir el caso bajo secreto de sumario ante la petición y las nuevas averiguaciones aportadas por los investigadores.

Aunque los registros efectuados durante los dos últimos días en la casa de San Mauro y en un coche ubicado en un taller de Vilalonga son las primeras actuaciones visibles de esta nueva etapa de la investigación judicial, la Policía Nacional de Pontevedra venía realizando un trabajo callado realizando distintas diligencias, entre ellas, por ejemplo, citando a declarar a varias personas a la Comisaría de Pontevedra, todas ellas del entorno de Julio Araújo.

La Policía Nacional elaboró diversos informes que fue presentando ante el juzgado y la Fiscalía y que llevaban a los investigadores a la vivienda de San Mauro. Ya se había registrado antes pero ahora lo hicieron en profundidad, realizando importantes excavaciones en la finca, vaciando un pozo e inspeccionando una fosa séptica. Prestaron especial atención a un pequeño terreno en la parte posterior de la casa y situado entre la vivienda y un muro de cierre en el que cavaron numerosos fosos e hicieron múltiples catas a la búsqueda de indicios. Luego, el miércoles citaron a declarar a Julio Araújo y a su hermano David como investigados en sede policial, a este último nunca se había relacionado directamente. En su día ya le habían tomado declaración como testigo e incluso registraron su coche, pero nada más.