La ubicación de la depuradora de aguas residuales en Placeres motiva el rechazo "casi unánime" de los vecinos de Lourizán. Así quedó patente en la última asamblea de la comunidad de montes, donde se aprobó, con un solo voto en contra y una abstención, un "posicionamiento público en contra de la ampliación" de esa planta o cualquier otro proyecto que suponga su continuidad en su actual emplazamiento.

Según consta en el acta de esa asamblea, con este rechazo "queda de manifiesto algo que en Lourizán ya es conocido desde hace tiempo y en el que hay unanimidad: la oposición frontal de los vecinos a la ubicación a la depuradora y a que el modelo de saneamiento paseo por que los residuos de Marín, de Poio, de parte de Vilaboa o del polígono de A Reigosa acaben en Placeres, en dominio público marítimo-terrestre, lo que sin duda supone una bomba de relojería para el malogrado banco marisquero".

Este rechazo general a la ampliación de la depuradora choca de frente con los planes de la Consellería de Medio Ambiente, que plantea ese proyecto como eje de su plan de saneamiento de la ría desde hace más de dos años, aunque sin que se haya concretado aún. Desde hace meses, además, se tramita ante Costas una "regularización" de la situación legal de la Edar, para la que no existe una concesión efectiva de ocupación de los terrenos en los que se asienta.

Cortafuegos

En la asamblea de los comuneros también se acordó eliminar la práctica totalidad de los eucaliptos existentes en una superficie de unas nueve hectáreas, con el fin de "crear un cinturón de frondosas de 30 metros alrededor del monte que actúe como cortafuegos natural". Esta medida también serviría para ordenar el entorno de los yacimientos arqueológicos existentes en la zona y en los caminos que forman la Ruta Arqueolóxica dos Sete Camiños.

Ya el pasado año se habían cortado eucaliptos en otras cuatro hectáreas y se plantaron 250 castaños.