La desaparición de Sonia Iglesias provoca una profunda desazón en la sociedad pontevedresa debido, precisamente, a la falta de respuestas en torno al paradero de esta mujer. En primer lugar, una familia destrozada, incapaz de curar y cicatrizar una herida mientras no aparezca el cuerpo. Y detrás toda una ciudad que se estremece cada vez que hay novedades del caso esperando una pista que permita su resolución.

Este efecto descorazonador es muy parecido en todos los mandos policiales e investigadores que se han tenido que enfrentar a esta desaparición. De hecho, fuentes conocedoras del caso insistían ayer que aquel archivo judicial de la causa no había supuesto un parón en las investigaciones. Y desde 2015 se han analizado "múltiples" informaciones que podían estar relacionadas con el caso. La mayoría acababan en nada o en callejones sin salida que no permitían aportar nueva luz al caso. Ayer expresaban su deseo de que esta nueva vía que se abre ahora pueda ser finalmente la chispa que lleve a la conducción del cadáver, que es su principal anhelo, y a que se haga "Justicia", según indicaban estas mismas fuentes.

También el fiscal jefe de Pontevedra, Juan Carlos Aladro, insistía en el año 2015 tras el archivo de la causa que esto no iba a suponer "que ni la Policía Nacional ni la Fiscalía vayan a dejar de investigar esta desaparición" y de hecho, así fue, sumando nuevos informes sobre diferentes vías de investigación desde entonces, entre ellas esta línea abierta actualmente y cuyos resultados están todavía por ver.